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“Las series infantiles y para adultos son igual o más estereotipadas que los juguetes”

La psiquiatra especializada en infancia Ana Isabel Sanz analiza para Diario AS las declaraciones de Marta Serrano sobre series infantiles y roles de género.

“Las series infantiles y para adultos son igual o más estereotipadas que los juguetes”

Hace unos días Marta Serrano, secretaria general de Transporte Terrestre, culpabilizó a las series de dibujos como ‘Peppa Pig’ o ‘La Patrulla Canina’ de dificultar la presencia de las mujeres en el sector del transporte ya que perpetúa los roles de género. “Si tenéis niñas pequeñas y veis dibujos animados con ellas, los dibujos lo que le dicen a las niñas es que nuestro sector, el sector de la conservación de carreteras, el sector de la construcción de obra nueva, es un sector de hombres. Veis Peppa Pig y todos los operarios, el 100% de los operarios son hombres gigantes y muy musculosos que son los que están reparando los agujeros de las carreteras de la serie”.

Hablamos con la doctora Ana Isabel Sanz, psiquiatra especializada en infancia y adolescencia, quien recientemente ha sido reconocida en los Premios Europeos de Medicina. Y es clara sobre la perpetuación de los roles de género, “las mujeres nos hallamos rodeadas todavía de múltiples reductos de estereotipos de género, uno de los cuales son los juguetes o las producciones audiovisuales. Es más, me atrevería a decir que, en este ámbito, hemos vivido preocupantes retrocesos respecto a otras épocas no tan lejanas”.

“No obstante, creo que la forma de responder a este hecho no puede ser demonizar producciones concretas. Es una respuesta demasiado simple que olvida que una sociedad es un engranaje complejo y que estos dibujos, si tienen éxito, es porque la audiencia los respalda. Si los políticos quieren modificar esta negativa influencia no pueden limitarse a eliminar o criminalizar una serie, un libro o cualquier otra manifestación cultural individual”, nos cuenta.

Prohibir no es educar y solo estimula respuestas contrarias o, simplemente, indiferencia tras el revuelo inicial. Si la señora Serrano quiere modificar las aspiraciones y proyectos profesionales de las mujeres jóvenes le sugeriría que propusiera medidas menos descalificadoras y más constructivas, como lo son por ejemplo:

  1. Fomentar una alfabetización audiovisual de los menores tanto en las familias como en los centros educativos.
  2. Estimular el espíritu crítico y el debate en las escuelas y las familias.
  3. Establecer diálogos entre menores y adultos en torno a sus aspiraciones y deseos sobre su vida futura.
  4. Favorecer espacios comunes entre menores y adultos en los que se visualicen y comenten diversos productos audiovisuales abordando precisamente posibles estereotipos.
  5. Ofrecer y comentar modelos alternativos a los vigentes sobre mujeres y hombres que desempeñan actividades diferentes a las consideradas propias de uno u otro género.

“Esta es tan solo es una mínima enumeración de posibles acciones cotidianas distintas a la prohibición. Educar y formar generaciones más libres es una tarea más larga que un eslogan y menos simplista que esos mensajes tan impactantes e ideologizados”, insiste.

Pregunta - ¿Tienen los juguetes género?

Respuesta - En sentido estricto, no hay juguetes para niños y juguetes para niñas. Es decir, los objetos con los que se concreta una actividad tan rica y productiva para el desarrollo humano como el juego no deberían estar limitados por los estereotipos vigentes acerca de qué es propio del género masculino y qué del femenino. Las personas somos más ricas que los prototipos vigentes y deberíamos tener acceso a experimentar desde la infancia todas las posibles actividades y experiencias vitales sin que se nos corten alas por motivos vinculados a nuestra identidad sexual.

Pero la realidad vigente no es así. Los juguetes siguen reproduciendo los moldes anticuados de espacios constreñidos en función de la identidad de género. Desde el color hasta el tipo de objeto siguen existiendo ideas preconcebidas sobre lo que es propio del juego de niños y del de niñas. Las empresas que los fabrican y los anuncios que los promocionan siguen estableciendo diferencias entre lo que es aceptable para unos y no para otras y viceversa. Pero el problema no radica exclusivamente en ellas. Sus mensajes sexistas más o menos explícitos reproducen, validan y amplifican las percepciones de amplios sectores sociales, de los propios progenitores, de educadores y de otros sectores sociales. Unos sesgos que en la infancia se absorben casi desde el momento del nacimiento. A veces sin darnos cuenta rechazamos o miramos con desaprobación que un niño juegue con muñecos y vestidos o que una niña elija coches, guerreros o espadas.

P - ¿Han avanzado los catálogos de juguetes en ese sentido?

R - Algo ha cambiado, al menos en algunos detalles, pero no en lo fundamental. La aparente sensibilización social en lo referente a cuestionar el sexismo puede haber inducido a introducir pequeñas modificaciones como introducir tanto niños como niñas en ciertos anuncios relacionados con juguetes, especialmente en aquellos relacionados con la tecnología, los juguetes para actividades colectivas o los orientados a las construcciones.

También pueden haberse introducido cambios en los colores, evitando las asociaciones de los rosas a las niñas y los azules a los niños. Pero si nos fijamos en otros detalles más concretos, no se han modificado conceptos vinculados, por ejemplo, a las actividades domésticas o a los juegos que se vinculan a la figura maternal, que sigue atribuyéndose a las niñas.

Las iniciativas acerca de eliminar el sexismo en las actividades lúdicas existen, pero aún son muy contadas y no abordan la atribución según el género de actividades como la actividad dentro del hogar y las relacionadas con las preferencias profesionales. Tampoco se han eliminado las connotaciones sexistas que subyacen en los roles en las relaciones afectivas. Las parejas de muñecos siguen siendo heterosexuales, con príncipes aguerridos y princesas bellas y deseosas de ser rescatadas.

P - ¿Ayudan o empeoran las series infantiles los roles de género?

R - Las series -infantiles y para adultos- son igual o más estereotipadas que los juguetes. Además, limitan todavía más la libertad del menor que las ve. En la medida en que presentan una historia más estructurada que un juego, cierran todavía más el mensaje que transmiten, que muy frecuentemente sigue siendo tradicional. Es verdad que hay producciones que presentan personajes femeninos más “empoderados”, pero no son ni con mucho mayoritarias.

El aspecto en el que suelen ser más cuestionables es en la forma de plantear la valoración corporal y el sentimiento amoroso. En estos dos aspectos, los contenidos audiovisuales siguen cargando sobre las mujeres la aspiración a destacar en su aspecto físico y en la idealización del amor romántico. Ambos planteamientos son, en mi opinión, los mensajes más potencialmente dañinos y limitadores de la posibilidad de que las mujeres crezcan con referentes válidos para sentirse menos presionadas por exigencias que condicionan muy negativamente su estima personal y su capacidad para buscar de forma autónoma su plenitud.

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