La sorpresa de un tiktoker que va a Mercadona por primera vez nada más abrir
En el vídeo, filmado por el creador de contenido catalán Sergio Peldanyos Palau, se observa una veintena de personas mayores con carros de compra protagonizando una auténtica estampida.
Entre los economistas que mayor prestigio cosechan a nivel mundial siempre hay un dicho que se repite en cada conversación: “si quieres conocer la economía de un país, entra a uno de sus supermercados”. Bien por la etiqueta de los precios, por las marcas o los productos. Claro que estos lugares no encierran únicamente secretos monetarios. También podrían merecer un estudio sociológico por las cosas que dentro de sus puertas ocurren y nadie conoce. A esta misma conclusión ha llegado un tiktoker afincado en Cataluña tras probar algo inusual.
Se debe contextualizar. En España el supermercado con más presencia en todo el territorio es Mercadona. La empresa, creada en 1960 por Francisco Roig, inició su andadura empresarial comerciando con carne y con tomate. Un buen día de 1981 abrió ocho tiendas en Valencia y desde entonces fue partícipe de un crecimiento imparable, impulsado por innovaciones como el código de barras o el uso de marcas blancas. Todo esto, probablemente, también lo sabía el tiktoker en cuestión. Sergio Peldanyos Palau. Lo que le sorprendió fue otra cosa que se reveló ante sus ojos cuando decidió ver qué había en Mercadona a primera hora de la mañana.
A quien madruga, estampida humana
El vídeo en el que narra la corta pero intensa historia no supera los once segundos, pero sí sobrepasa las 3′6 millones de visualizaciones y los 540.000 likes. Todo comienza de forma aparentemente tranquila. “Mi primera vez yendo al Mercadona a primera hora”, dice. Pocos segundos después añadiría lo siguiente: “curiosa experiencia”. ¿Qué es lo que vio? Nada más y nada menos que una veintena de personas con carritos, ansiosas, esperando que abriesen los tornos. Y una vez lo hacen, una auténtica estampida humana.
Es una especie de batalla campal antes de que hayan puesto las calles, como quien dice. Igual que la que se libra en las playas por extender una alfombra en una diminuta parcela de arena. Los comentarios de la publicación, a ritmo de un crecimiento exponencial, escalan en ingenio. Del “jajaja, como para colarte” al “la F1 de los abuelos” y pasando por un clásico “deben regalar el pan a los 20 primeros”.
La explicación coherente quizá sea más probable que las creativas propuestas planteadas por muchos perfiles. A primera hora hay menos gente y se evita el calor, dos puntos clave en todo el año y, especialmente, durante la época estival. Pero no queda ahí. Los clientes que primero compran se llevan los mejores productos de la temporada. Algunas piezas de fruta tienen mejor pinta que otras. Y quien llega antes elige primero.