La ‘regla del lavavajillas’: así funciona la táctica de las personas emocionalmente inteligentes para gestionar sus relaciones
Es una regla para practicar la inteligencia emocional, la capacidad de gestionar las emociones: todo se reduce a por qué te apegas a una única forma de hacer las cosas.

Cada casa tiene unas normas, y cada miembro de esa casa tiene una manera de poner el lavavajillas. No hay dos iguales, cada uno tiene en su mente una manera de organizar, de ordenar, de poner los cubiertos. Hay quien se llega a enfadar si a la hora de ordenar los platos y los vasos no se sigue un orden concreto, el correcto según cada uno. Y eso dice mucho de nuestra personalidad.
El mantra ‘hay muchas maneras de poner el lavavajillas y todas son correctas’ puede generar nerviosismo en las personas menos flexibles, que menos se dejan llevar y piensan diferente. Personas que necesiten sentirse seguras y a las que cualquier cambio les produce desconfianza.
Según el experto Justin Bariso, la “regla del lavavajillas” es más que una máxima, es una ayuda para la memoria que te permitirá practicar un liderazgo emocionalmente inteligente en muchos sectores. “Es una regla que utilizo para practicarla inteligencia emocional, que incluye la capacidad de gestionar las emociones. ¿Cómo puede esta simple frase ayudarte a ser un mejor empresario y líder? Todo se reduce a por qué te apegas emocionalmente a tu forma de hacer las cosas".
El experto afirma que la variedad es buena porque permite la creatividad, el individualismo y la libertad de expresión. Aunque en tu casa no puedas poner el lavavajillas de otra manera que la de la persona más inflexible. Algunas incluso son capaces de echar de la cocina a quien quiere meter los platos de otra manera. O peor aún, dejan que otra persona haga lo que quiera, pero el toque final de orden lo harán ellas.
Bariso lanza una pregunta “¿siempre tiene que ser a tu manera o a la calle? Quizás descubras que dar a tu gente más libertad y espacio puede contribuir a un espacio de trabajo más inteligente emocionalmente. Para ayudarte a lograrlo, quizás te resulte útil considerar por qué te apegas tanto a tu forma de hacer las cosas. ¿Por qué nos frustra, nos irrita o nos molesta la forma en que otra persona llena el lavavajillas o completa una tarea en el trabajo?“
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Y añade, “la razón por la que te apegas emocionalmente a tus ideas es porque están conectadas con tus hábitos. Las personas desarrollan hábitos cuando experimentan una recompensa. Es más, cuando estás convencido de que hacer las cosas de otra manera no resultará tan bien, cambiar de comportamiento es difícil”, resalta. En el caso que nos ocupa, todos podemos mejorar (tanto en casa como fuera), y recordar: hay más de una manera de cargar el lavavajillas.
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