La razón por la que los perros ladran a algunas personas y a otras no
El comportamiento de las mascotas depende de factores como la raza, la educación recibida o la situación en la que se encuentren
Los perros ladran. Esta es una verdad inmutable. Como un templo de grande. Y eso todo el mundo lo sabe. El cánido tiene muchas habilidades, y una de las más reconocibles es la de machacar los tímpanos de aquellos que están a su alrededor. Muchas veces ni siquiera ladran por una razón clara. Le ladran al viento, a un árbol, a otro perro, a un desconocido, a un buzón de correos, a un coche que va muy rápido, a un coche que va muy lento, a un coche que está parado, a un señor con la camiseta del Betis y hasta al sol abrasador de junio. Así, en general, ladran. La pregunta es: ¿Por qué?
No hay respuesta única. Son muchas las razones que pueden llevar a nuestra mascota a arrancarse con un solo de ladrido. En cierto sentido, emitir estos ruidos es su forma de comunicarse con el exterior. El ladrido puede indicar un amplio abanico de emociones y estados de ánimo, algunos positivos, algunos negativos. Es cierto que, por muy listos que sean, los perros no dejan de ser animales, y sus patrones de comportamiento responden a pulsiones más primarias y menos complejas que las de los humanos. No obstante, hay factores observables.
Cabe puntualizar que existe cierta controversia a este respecto, pero hay estudios que concluyen y sustentan hipótesis que, desde luego, suenan creíbles. Como uno de la Universidad de Liverpool que señala que estos animales se sienten más inclinados a ladrar contra personas que perciben como emocionalmente inestables. Otro motivo, quizás el más obvio, es que se sientan amenazados o en peligro. El ladrido puede ser una forma de marcar territorio e imponerse a los rivales.
Múltiples motivos
Muchos perros son especialmente desconfiados, y están en perpetua vigilancia ante cualquier cosa fuera de lo común para ponerse firmes. Por eso, influye la actitud que se tenga frente a él. Si uno hace gestos bruscos o sospechosos tiene todas las papeletas para llevarse un buen ladrido. -En el caso del señor con la camiseta del Betis, seguramente también puede ser porque el perro sea abonado del Sevilla, pero, seamos francos, es un escenario improbable-.
Los ladridos no siempre son una muestra de agresividad. A veces son una forma de quejarse o de transmitirle a su dueño una necesidad que no está siendo satisfecha. Quieren salir a pasear, tienen ganas de micción o defecación, tienen hambre o sed, no les gusta la lista de la Selección y un largo etcétera. Conviene estar atentos, porque la mascota puede estar tratando de hacer ver que una molestia física o un posible problema de salud, por lo que, si persiste en un comportamiento extraño o irascible, igual sería pertinente plantearse visitar al veterinario.
En última instancia, no existe una respuesta monolítica al ladrido del perro. Patrón reconocible y aleatoriedad son cosas que convergen, por definición, en la forma de actuar de muchos animales. No obstante, cuanto mejor educada esté la mascota, menos proclive será a enfrentar el mundo con el ceño fruncido. Pero la genética es otro factor definitorio. Algunas razas disfrutan más de un buen ladrido bien tirado que otras. También es verdad que hay perros por ahí que ladran tan tan bien, que casi dan ganas de acompañar con palmas.