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SOCIEDAD

La maldición de Terranova, el lugar con miles de icebergs en el que desapareció Titan

En las cercanías de esta isla canadiense se han registrado, en los últimos siglos, numerosos hundimientos. Además del Titanic, otros barcos y hasta una plataforma petrolera.

A fog descends on St John’s Harbour following the updates on the missing OceanGate Expeditions submersible, which was carrying five people to explore the wreck of the sunken Titanic, in St. John's, Newfoundland, Canada June 22, 2023. REUTERS/David Hiscock NO RESALES. NO ARCHIVES
STRINGERREUTERS

La travesía del sumergible Titan hacia los restos del Titanic, en el fondo del Océano Atlántico desde 1912, terminó de la peor forma posible. El submarino de la empresa OceanGate perdió el contacto con el buque de apoyo después de una hora y cuarenta y cinco minutos y, desde entonces, no hubo noticias suyas. Aunque las labores de búsqueda del vehículo se extendieron hasta el pasado jueves, la Marina estadounidense registró ya el mismo domingo el sonido de lo que parecía una implosión.

De acuerdo con las autoridades estadounidenses, esta información se compartió al instante con los encargados de la misión de rescate, quienes decidieron seguir con la búsqueda para tratar de salvar las vidas de los tripulantes. Algo que, viendo el triste final, parecía muy complicado. Una “implosión catastrófica” acabó con la vida de los cinco tripulantes a bordo del submarino.

Junto al barco Polar Prince, el sumergible partió de Terranova, una isla de Canadá que se encuentra en la zona norte del Océano Atlántico, a unos 450 kilómetros de la costa. Un enclave que, lejos de ser paradisíaco, está rodeado de ‘enemigos’: más de 40.000 icebergs y unas gélidas aguas que han sido testigos directos de varios naufragios. El último, el de Titan.

“La maldición de Terranova”

Así es como, visto lo ocurrido en los últimos siglos, le llaman algunas personas. El más célebre de los hundimientos es el del citado Titanic, en 1912, con la muerte de más de 1.500 personas. Pero, como decimos, no es el único. Y no hay que irse muy lejos para, más allá de lo ocurrido con Titan, encontrar el último precedente. En febrero del año pasado desapareció allí el buque español Villa de Pitanxo, del que apenas sobrevivieron tres personas de los 24 que componían la tripulación.

Pero mucho antes, en el siglo XVI, tuvo lugar la primera de una serie de catastróficas desdichas. En el año 1565 se registró el primer incidente en las inmediaciones de Terranova, cuando el ballenero español San Juan fue sorprendido por una fuerte tormenta mientas iba cargado de mil barriles de aceite de ballena. El resultado, un hundimiento irreversible. Por suerte la tripulación se pudo salvar, pero el barco no fue encontrado hasta 400 años más tarde, en 1978. Estaba a apenas diez metros de profundidad (el Titanic está a casi 4.000) y cercano a la costa.

Ya más cercano a nuestros días, en 1985, se hundía en las costas de Terranova una plataforma petrolera (Ocean Ranger) al completo tras ser golpeada por una ola, acabando con la vida de las 84 personas que estaban en ella. Sobre la misma, que según una investigación posterior tenía fallos de diseño, se han escrito libros y publicado películas. Meses más tarde fue remolcada a aguas más profundas, para finalmente perderse en el fondo del océano.

Otros casos fueron los de carguero soviético Mejanik Tarasof, que pocos días después de la tragedia de la plataforma petrolífera, y a escasa distancia, sufrió un naufragio como resultado de fuertes vientos de más de 130 kilómetros por hora y olas de hasta 15 metros. Un portacontenedores de más de 4.000 toneladas devorado por la fuerza de la naturaleza. Por último, el Izarra I y el Arcay. La tripulación al completo del primer barco pudo ser rescatada por el segundo en 1992, a 643 kilómetros de la costa (400 millas), que a su vez tuvo que ser rescatado en 2003 por la Marina canadiense.