La inquilina no puede pagar el alquiler y el casero toma una decisión radical: “Estoy en la sala de estar otra vez”
Tras 30 años trabajando, Jaana fue diagnosticada con una osteoartritis y perdió gran parte de sus ingresos, por lo que se ha visto obligada a vivir en una vivienda flexible.

El acceso a la vivienda se ha convertido en una problemática social de primer grado en muchos países de Europa. Tanto jóvenes como mayores no pueden comprarse un inmueble, y los alquileres se incrementan cada mes. Ante esta situación crítica, algunas personas han tenido que adaptarse para no perder su hogar.
Como es el caso de Jaana. La mujer, de 50 años, vivía en un apartamento en Helsinki, Finlandia, hasta que la agencia gubernamental Kela, encargada de otorgar los subsidios sociales del país, dictaminó que su casa era demasiado cara y, por tanto, no podrían continuar subvencionando su vivienda.
Con miedo de verse en la calle, y conocedora de la grave crisis de vivienda que sufre el país, comenzó a buscar otras alternativas habitacionales, especialmente inmuebles de tipo estudio. Sin embargo, se dio cuenta de que no podía permitirse ninguno, por lo que decidió contactar con su casero.
Jaana se presentó ante Jyväskylä Rental Housing, la empresa propietaria de su casa, para pedir que convirtieran su apartamento en una vivienda flexible, es decir, un tipo de inmueble que cuenta con una estructura dividida en módulos para permitir que los espacios de la vivienda se adapten a las necesidades de los inquilinos.
De esta manera, la casa se dividiría en dos partes, y Jaana podría pagar un alquiler menor. Jyväskylä Rental Housing accedió, e instaló una cerradura en la puerta del dormitorio de la mujer.
Una situación injusta
La mujer denuncia ahora ante el medio de comunicación finlandés, YLE, que está viviendo una situación “humillante”. Jaana asegura que ha trabajado durante los últimos 30 años, pero que tras serle diagnosticada una osteoartritis hace seis meses, tuvo que reducir su jornada laboral y sus ingresos disminuyeron.
“Fui madre soltera y viví en la sala de estar. Cuando me mudé a este apartamento, finalmente conseguí mi propio dormitorio, pero ahora estoy de nuevo en la sala de estar”, explica la mujer.
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De acuerdo con el tratamiento médico, la mujer no podrá volver a desempeñar el mismo trabajo que antes de la osteoartritis, por lo que está buscando ahora un empleo que se adapte a sus condiciones médicas y le ayude a “quitar el candado del dormitorio”.
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