La despiden por negarse a someterse a una prueba de alcoholemia en la oficina y recibe 35.000 euros de compensación

Una mujer fue despedida de su trabajo después de que se negara a someterse a una prueba de alcoholemia. Una conducta que la empresa consideró “grave” y terminó con su cese.

Los hechos se remontan al pasado mes de abril, cuando la trabajadora de negó a someterse a la prueba después de un largo almuerzo junto a sus compañeros. A los dos gerentes, les comunicó que comió “pizza de ajo, una bebida alcohólica y agua con gas“.

Respecto a la bebida, se trataba de un Jim Beam con Coca-Cola. La intención de la empresa era que la trabajadora no estuvieran bajo la influencia del alcohol, y que fuera seguro para ella conducir a casa. “Sentí que mi carácter y mi integridad estaban siendo atacados irrazonablemente en base a sus falsas pretensiones”, dijo en declaraciones recogidas por The Mirror.

Uno de los dos gerentes acusó a la trabajadora de actuar “fuera de lo común”, y le advirtió de una suspensión de sueldo si no accedía a hacerse la prueba. Finalmente, la situación derivó en un despido como consecuencia de esa negativa, algo que consideraban como conducta grave.

La mujer, que llevaba a cabo su labor profesional para una empresa de transporte con sede en Sídney (Australia), recurrió su despido a la Comisión de Trabajo Justo. Su vicepresidente dictaminó que su despido era injusto, al no haber criterios “claros” para exigir la prueba y que, por tanto, no existía una razón justificada.

El caso acabó con final feliz para la mujer. Los jueces fallaron a favor de su recurso y obtuvo una indemnización de 63.000 dólares australianos, es decir, unos 35.000 euros. Ahora, trabaja para otra empresa, en la que percibe un sueldo inferior a la anterior.

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