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SOCIEDAD

La ciudad romana de Navarra que esconde una ‘biblioteca de piedra’

A las alturas de los valles de Aibar y el río Aragón, la historia de Santa Criz de Eslava vuelve a cobrar vida gracias a sus estelas e inscripciones.

Actualizado a
Santa Criz de Eslava

Santa Criz de Eslava es una ciudad vascónica-romana que si sitúa a menos de una hora del centro de Pamplona, Navarra, y en la que se ha descubierto una magnífica “biblioteca de piedra”. La biblioteca se ha hallado en una necrópolis a lo alto de los valles de Aibar y del río Aragón, y en ella han aparecido decenas de estelas votivas y funerarias.

Por las descripciones estudiadas en esta ciudad, los investigadores creen que sus habitantes hablaban latín con un acento ciertamente peculiar. Durante un asentamiento romano en el siglo II a.C., las costumbres romanas entraron la zona del valle del Ebro y pronto alcanzaron la actual Navarra. “Se puede observar perfectamente el éxito que alcanza entre estas poblaciones nativas el vivir a la romana”, afirma Javier Andreu, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Navarra y director científico del proyecto de investigación de Santa Criz.

Este descubrimiento ha supuesto que los investigadores puedan indagar acerca como las comunidades vascónicas y celtíberas se integraron en el modo de vida romano y para conocer cómo eran este tipo de municipios en la época del alto Imperio Romano. “Su catálogo de inscripciones es el más generoso que tenemos en Navarra, las poblaciones locales comenzaron a emplear el medio escrito”, señala Andreu.

Registro arqueológico

Al entrar en contacto con los romanos, los habitantes del castro que contenía la biblioteca abandonaron las alturas y se trasladaron a una zona más baja en la que duplicaron su población. Aún se desconoce cual fue el nombre de la urbe durante la época imperial, pero gracias a una inscripción dedicada, en una losa de piedra, a una tal Antonia Crysaeis que se conserva en el Museo de Navarra se lee en el cuarto renglón “Ant Cry”, por lo que, según explica el arqueólogo, con el paso de los años el nombre del sitio fue derivando hasta Santa Criz.

Gracias a este estudio arqueológico, se ha podido revelar a los habitantes, sus nombres, su poder adquisitivo y saber a qué divinidades rendían culto. A través de la calzada romana que construyeron las legiones entre Caesar Augusta (Zaragoza) y Pompaelo (Pamplona), llegó el excelente mármol de las canteras de Carrara y Pharos que se empleo en la biblioteca de piedra, y con el que sus habitantes ilustraron sus nombres.

Influencia romana

Al igual que en el plano lingüístico y cultural, la romanización también afecto a los dioses en los que los habitantes creían. Un dios vascón de las alturas y las aguas llamado Lacubegi aparece asociado al Júpiter romano en varias de las inscripciones, esto se debe a la gran influencia de los romanos durante el Imperio.

“También existen pruebas de una divinidad celtibérica llamada Peremusta muy venerada por los pobladores de Santa Criz: los cultos locales se transformaron a imagen de Roma. Estas poblaciones celtibéricas y vasconas que rendían culto a Peremusta y a Lacubegi no tuvieron ningún problema en incorporar el culto al emperador Augusto”, detalla Andreu.