Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

SOCIEDAD

Fin a las calderas de gas: la fecha en la que no puede haber en tu casa

La UE establece un plazo de dos años para que los países miembros la traspongan a sus legislaciones nacionales.

A gas-powered boiler is seen in and attic in Hertfordshire, Britain, September 20, 2023. REUTERS/Suzanne Plunkett
SUZANNE PLUNKETTREUTERS

La nueva Directiva de Eficiencia Energética de la Unión Europea, publicada en el Diario Oficial de la UE el 20 de septiembre, establece un plazo de dos años para que los países miembros la traspongan a sus legislaciones nacionales. Uno de los aspectos clave de esta directiva es la eliminación progresiva de las calderas de gas en favor de las bombas de calor.

El objetivo primordial de esta medida es lograr un ahorro del 11,7% en el consumo de energía final y primaria para el año 2030 en comparación con el escenario de referencia de 2020. Para alcanzar esta meta, se establecen objetivos anuales acumulativos de ahorro para cada país.

En concreto, entre 2021 y 2023, los países deben lograr un ahorro anual del 0,8% en energía final. Entre 2024 y 2026, este objetivo se eleva al 1,3%, y entre 2026 y 2028, al 1,5%. Finalmente, entre 2028 y 2030, se busca un ahorro del 1,9% anual.

Una de las implicaciones directas de esta directiva es la prohibición de instalar calderas de gas en nuevas viviendas a partir de enero de 2026, aunque se prevén excepciones para algunas industrias intensivas que podrán seguir utilizando calderas de gas hasta el 31 de diciembre de 2030.

Las bombas de calor, la alternativa

La alternativa recomendada para reemplazar las calderas de gas es el uso de bombas de calor en sistemas de calefacción. Estos sistemas aprovechan la energía del entorno y la transfieren al sistema de calefacción interior, lo que reduce significativamente el consumo de electricidad, ya que se utiliza principalmente para activar el compresor y los accesorios del sistema.

Existen diferentes tipos de bombas de calor disponibles, como el sistema aire-agua, con un costo que puede llegar hasta los 10.000 euros; el sistema aire-aire, con un rango de precio entre 2.000 y 8.000 euros; y el sistema geotérmico, que puede alcanzar los 20.000 euros. Estas alternativas tienen como objetivo fomentar una mayor eficiencia energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector de la calefacción y la refrigeración.