Éxodo de jubilados de EEUU a este país de Europa para beneficiarse de la seguridad social gratuita: “Estoy viviendo mi sueño”
Un acuerdo firmado entre Francia y Estados Unidos permite a sus ciudadanos estar exentos de pagar impuestos sobre sus pensiones.


No son pocas personas las que eligen vivir su jubilación en otro país que les llame la atención. En España, por ejemplo, residen casi 300.000 ciudadanos británicos, de los que un 34% tiene más de 65 años. Una situación que se puede repetir en otros países del mundo, como es el caso de Francia. Pero no son británicos, sino estadounidenses, como cuenta el diario local La Provence.
¿Y qué es lo que les llama? A muchos de ellos, una seguridad social gratuita en virtud de un acuerdo firmado entre Francia y Estados Unidos (1995) que los exime del impuesto sobre la renta. Con ello, no pagan impuesto sobre la renta por su pensión estadounidense.
Esto es posible, a su vez, gracias a la Ley de Cobertura Sanitaria Universal de Francia, materializada a través del sistema Protection Universelle Maladie (PUMa), y con la que se garantiza el acceso a la atención médica para todos aquellos que residan de forma estable y regular en el país.
Después de tres meses de residencia (con los que se obtiene un visado de larga duración, equivalente a un permiso de residencia), pueden inscribirse en el sistema y solicitar la tarjeta sanitaria francesa (Carte Vitale) tras cumplir unos requisitos: demostrar unos ingresos mínimos (equivalente al salario mínimo) y un seguro médico que cubra hasta 30.000 euros en gastos médicos. Un seguro que, una vez obtenida la tarjeta sanitaria, es cancelado en el país de origen.
“Es un regalo”
“La tarjeta sanitaria francesa es un regalo, mientras que el estadounidense medio gana el doble que un francés. Los jubilados estadounidenses solo necesitan obtener un visado de residencia, demostrar que tienen unos ingresos mínimos (17.115 euros anuales) y contar con un seguro que cubra toda la duración de su estancia”, asegura una ciudadana franco estadounidense a Ouest-France.
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Y no es un casi aislado, ni mucho menos. Janice, otro de los ejemplos, reconoce que eligió residir en Francia después de sufrir un infarto a los 60 años. “Fue entonces cuando pensé: ¡Ya está! ¡Voy a por todas! ¡Me voy a instalar en Francia!”. Finalmente, una pareja estadounidense afincada en Niza asegura que se trata de una situación en la que todos salen ganando. “Cobramos nuestra pensión estadounidense y la gastamos en Francia... Ellos se benefician de ello y nosotros nos beneficiamos de la cultura francesa y de las ventajas”.
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