“Es como estar con un gato”: un psicólogo da la clave para convivir con una pareja evitativa
Una persona con carácter evitativo puede ser un reto desconcertante: intensa y luego distante, quiere ser amada, pero no quiere perder su independencia.


Vivir en pareja no es fácil. Y a medida que se suman caracteres diferentes, personalidades distintas, la relación se puede convertir en un aprendizaje, en un reto, pero también puede ser agotador si no eres capaz de adaptarte a lo que la otra persona necesita, e incluso tú no sabes transmitir correctamente lo que te gustaría.
El psicólogo Pascal Anger afirma que “la persona con temperamento evitativo a menudo tuvo una infancia algo complicada o difícil, ya que sus padres no estaban disponibles porque trabajaban, no querían a ese niño o porque no sabían cómo expresar sus emociones”.
“A veces, son las experiencias vitales difíciles las que han llevado a las personas evitativas a sentir esta necesidad de escape. También puede ser consecuencia de experiencias pasadas infelices, incluso catastróficas. La persona evitativa desarrolla entonces miedo u hostilidad hacia las relaciones románticas. Esto también puede ser una combinación de ambos”, añade.
Este miedo al compromiso hace que sea difícil saber interpretar sus gestos, sus señales, incluso lo que dicen y hacen. “Habrá un gran misterio en torno a esta persona, en el sentido de que no siempre podemos comprenderla y nos cuesta seguirla porque existe una paradoja en estas personas. Quieren ser amadas, pero la cercanía les asusta”, afirma Anger.
“Para estas personas, el amor rima con dificultades y distancia, aunque quieran construir algo sólido. Pero lo hacen de forma equivocada, ya que se exigen demasiado a sí mismas y, a veces, demasiado a la otra persona”, explica el psicólogo, quien señala que no es rigidez en sentido estricto, sino que tener reglas les ayudará a sentirse más relajados.
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Una relación con una persona esquiva puede funcionar, pero con condiciones. A menudo será necesario reorganizar la relación, no es un vínculo fácil, pero es más sólido y fuerte que en otras relaciones, pero aun así es necesario comprender esta necesidad de libertad. “Es como estar con un gato: es el otro quien viene a ti y no tú quien va a él. En cuanto al otro, llevará mucho tiempo domarlo, comprenderlo y llegar a un acuerdo entre ambos. Para encontrar su lugar, la pareja tendrá que mostrar mucha paciencia, adaptarse e intentar comprender su historia personal”, afirma el psicólogo.
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