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Encuentran un ‘planeta prohibido’ que orbita cerca de la estrella gigante roja Baekdu: “No debería estar ahí”

Los científicos creen que 8 Ursae Minoris b se salvó de ser engullido por la gigante roja que orbitaba gracias a una inesperada fusión entre estrellas

Imagen del Sol, la principal estrella del Sistema Solar.
NASA

El universo es tan grande -algunos sospechan que es incluso infinito- que siempre tiene hueco para la sorpresa. Hay una ley transversal que se aplica a todos los sistemas planetarios. En algún momento, la estrella que corona el lugar acaba expandiéndose hasta engullir a todos los cuerpos que la rodean. Esto sucede en una etapa de la vida del esferoide que se conoce como Gigante Roja. La siguiente fase es la Nebulosa Planetaria. Por último, la Enana Blanca, que se caracteriza por una reducción drástica de tamaño.

Huelga decir que es un proceso extraordinariamente lento. Puede llevar millones de años. Por ejemplo, nuestro Sol se encuentra más o menos en el Ecuador de su existencia. Le quedan unas cinco millones de primaveras para entrar en la etapa de Gigante Roja. Pero lo que está claro es que, antes o después, este mundo que pisamos será pasto de la expansión estelar de ese cuerpo que hoy sirve para darnos calor -a veces demasiado-.

Pero hay un planeta que ha redefinido el concepto de buena suerte. 8 Ursae Minoris b -el nombre no es demasiado pegadizo- ha escapado sorpresivamente de su aciago destino. Porque, sobre el papel, hace una eternidad que tendría que haber sido engullido por la estrella más cercana, que era ya una Gigante Roja en rápido crecimiento. Sin embargo, el afortunado Ursae sigue -figuradamente- vivo, según ha podido observar recientemente la comunidad científica.

Después de sesudo análisis de algunas de las mentes más lúcidas del gremio, se ha conseguido elaborar una teoría altamente plausible para explicar la improbable supervivencia del objeto astronómico. La clave sería, según un equipo de investigadores adscritos a diferentes universidades, la existencia de una segunda estrella en un momento más avanzado de su evolución vital. Una Enana Blanca, concretamente.

El rostro de la aleatoriedad

Es lo que se conoce como una Estrella Binaria. Es decir, un sistema planetario de dos estrellas. Cuando la más joven de ellas -la Gigante Roja- comenzó a expandirse, acabó fusionándose con la más veterana -la Enana Blanca-, lo que acabó provocando la formación de una tercera estrella y, por lo tanto, retrasando la dilatación del cuerpo y evitando la destrucción de los elementos en órbita. Y así fue como 8 Ursae Minoris b, sobre el papel destinado a perecer, consiguió extender su vida contra todo pronóstico.

El equipo de expertos que condujo la investigación describió este raro y fascinante proceso al detalle en un extenso artículo incluido en la revista científica Nature. En el texto también se deja la puerta abierta a alguna teoría alternativa, pero el consenso parece señalar inequívocamente hacia el escenario de la unión entre estrellas por ser, con diferencia, el más plausible. Es motivo de controversia entre genios la cuestión de si Dios juega o no a los dados. Pero, desde luego, las cosas del universo tienen el inconfundible rostro de la aleatoriedad.