En Reino Unido se olvidan de Tenerife y Lanzarote y se van a la isla española “oculta en el tiempo” con playas doradas
La isla de La Graciosa guarda el encanto de lo auténtico. La singularidad de esta isla radica también en su modo de vida.
La isla de La Graciosa se ha convertido en la gran revelación turística para los británicos, que empiezan a dejar de lado destinos masificados como Tenerife o Lanzarote para descubrir este rincón descrito como “una isla oculta en el tiempo”. Sus aguas turquesas y sus playas de arena dorada intacta la convierten en un verdadero paraíso dentro de Canarias.
Mientras islas como Tenerife y Lanzarote reciben cada año a millones de turistas atraídos por su clima y oferta de ocio, La Graciosa ofrece una alternativa mucho más tranquila. Con apenas 700 habitantes, la mayoría concentrados en el pueblo de Caleta de Sebo, este enclave apuesta por un turismo de naturaleza, alejado de las aglomeraciones.
La singularidad de esta isla radica también en su modo de vida: La Graciosa es uno de los últimos lugares de Europa sin carreteras asfaltadas. En lugar de autopistas y tráfico, los visitantes encuentran senderos de tierra que pueden recorrer a pie, en bicicleta o en taxis todoterreno. La ausencia de carreteras se traduce en un ambiente sereno, sin contaminación acústica ni atmosférica.
Una joya natural para escapar del turismo masivo
Su costa está salpicada de seis playas de gran belleza. Destacan Playa de las Conchas, con arena blanca y aguas cristalinas que recuerdan al Caribe, y Playa La Francesa, un arenal extenso y tranquilo enmarcado en un espectacular paisaje volcánico. La combinación de mar y volcanes ofrece un escenario único para quienes buscan desconectar.
Con poco menos de 30 kilómetros cuadrados de extensión, La Graciosa forma parte del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, que constituye la mayor reserva marina de Europa. Esta protección ha permitido preservar su biodiversidad y mantener intactos sus paisajes, lo que la convierte en un destino privilegiado para el ecoturismo.
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Además, como el resto de Canarias, la isla disfruta de sol durante todo el año, lo que la hace atractiva tanto en verano como en invierno. Incluso en enero, sus temperaturas suaves invitan a disfrutar de sus playas y rutas naturales sin agobios ni prisas.
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