El turismo destructivo toma la ‘Isla de los Sueños’ de aguas turquesas en el Mediterráneo
La situación de Pezonisi Eretrias, conocida como la “Isla de los Sueños”, es un claro ejemplo del riesgo del turismo descontrolado y la mala gestión ambiental.
Este pequeño islote, antaño un frondoso bosque municipal con pinares y aguas cristalinas, se transformó en un destino turístico en 1967, durante la Junta Militar en Grecia. Lo que comenzó como un proyecto de desarrollo turístico ambicioso, terminó en abandono y ruina, reflejando las consecuencias de la explotación desmedida y la falta de planificación sostenible.
En su apogeo en la década de 1970, la isla era un popular modelo de desarrollo turístico, llena de pequeños hoteles, cafeterías, bungalows y discotecas. Su proximidad a Atenas atrajo a miles de visitantes, pero el auge no tardó en convertirse en saturación, y la gestión inadecuada llevó al colapso de las instalaciones. Hoy, Pezonisi es un paisaje desolado de edificios en ruinas y playas cubiertas de escombros, un testimonio visible del exceso turístico y la negligencia gubernamental.
La isla, bajo la jurisdicción del municipio de Eretria y nominalmente administrada por ETAD (Empresa para la Gestión de Activos Públicos), enfrenta ahora un dilema sobre su futuro. Restaurar los edificios existentes requiere una inversión millonaria, mientras que la ausencia de un plan claro da lugar a debates sobre nuevas construcciones que podrían repetir los errores del pasado: hoteles masivos, un puerto deportivo y más infraestructura turística.
La técnica del ‘desdesarrollo’
Para muchos que recuerdan la “Isla de los Sueños” en su esplendor, su estado actual resulta desolador. Sin embargo, algunos expertos, como el profesor Nikos Belavilas, ven una oportunidad única para revertir esta situación mediante un enfoque pionero de “desdesarrollo”. Esta estrategia implicaría la demolición de estructuras turísticas obsoletas, la conservación de un par de edificios para un uso mínimo, y la restauración del entorno natural. Al limpiar el pinar y devolver la isla a su estado original, podría convertirse en un espacio tranquilo para pasear, nadar y disfrutar de la naturaleza.
Este enfoque no solo restauraría un ecosistema degradado, sino que también podría establecer un precedente en la gestión responsable de áreas turísticas. Pezonisi podría transformarse de un monumento al fracaso en un símbolo de regeneración y equilibrio entre el turismo y la conservación.
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