El truco para que las compañías no te vuelvan a llamar
Un oyente de ‘Hoy por Hoy’ asegura que, cuando le llaman de compañías para venderle algo, lo que responde es que trabaja para la competencia.
La Ley General de Telecomunicaciones prometía poner fin a uno de los llamados ‘problemas del primer mundo’. Después de comer, cuando el sueño empieza a hacerse notar, una llamada interrumpe nuestro descanso. No es nuestra madre, tampoco nuestra pareja. Ni siquiera ese amigo en busca de un café acompañado. Es un viejo conocido como las llamadas telefónicas con fines comerciales.
Al menos, ahora, la mayoría de teléfonos nos avisa de que se trata de una llamada de spam, aunque en ocasiones es posible que no la identifique como tal. En ese caso, estamos vendidos. Si bien la mencionada ley limita este tipo de llamadas si no hemos dado nuestro consentimiento previo, muchas veces podemos darlos sin reparar en ello.
Son los archiconocidos ‘Términos y Condiciones’ que todo el mundo acepta sin leer, pese a confirmar con un rápido clic que los hemos leído y estamos de acuerdo. Ahí es por donde podemos dejar una puerta abierta a estas llamadas, sin darnos cuenta. En tal caso, ya solo queda enfrentarse de cara al ‘problema’.
La táctica de la ‘competencia’
Desde el “no estoy interesado” o el “estoy conforme con mi tarifa de teléfono”, el ingenio ha dado lugar a nuevas respuestas. En este sentido, un oyente de Hoy por Hoy (Cadena SER), ha desvelado su truco para evitar tener que darles una contundente respuesta. “Cuando pico y descuelgo, me pongo amistoso y les digo que soy de una empresa competidora suya”.
El trato, asegura Alberto, es cordial. A sus ‘compañeros’, como les dice cuando le llaman, les asegura que tiene complicado hacer tratos con él. “Si me llaman de Movistar les comento que yo trabajo en Vodafone y que conmigo poco negocio harán”. Una táctica que lleva ya años empleando, y que le ha resultado efectiva. “Con la compañía que he usado mi estrategia ya no me vuelve a contactar”.
No obstante, hay métodos más agresivos y que no resultan tan cordiales para con gente que, al final, están haciendo su trabajo. Una de ellas, extendida por redes sociales, es la de dejar el teléfono al lado (o dentro) de una cacerola y darle golpes. Y otra, empleada por conocidos de quien escribe, es la de asegurar, cuando nos llaman, que están contactando con un tanatorio y que no se le puede atender.
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