El truco para ajustar la temperatura de la nevera en verano: así puedes conservar los alimentos
Adaptar la temperatura del frigorífico y la distribución de los alimentos son dos elementos clave para conservar mejor la comida.
Al ajustar la temperatura de nuestro frigorífico siempre nos asaltan las mismas dudas: ¿lo estaré poniendo demasiado frío? ¿Está la temperatura más alta de lo que debería? Muchos se preguntan si los alimentos se conservarán correctamente porque con la llegada del verano hay que adaptar la nevera a las altas temperaturas.
Normalmente, los frigoríficos traen dentro de ellos una pequeña rueda que ajusta la temperatura a la que conservaremos nuestros alimentos. Los valores de la rueda van del uno al cinco, siendo el uno el más bajo y el cinco el más alto. A la hora de regular el termostato de la nevera, hay que tener en cuenta cómo de llena está y la temperatura ambiente.
Temperatura del frigorífico
Por ello en verano es recomendable mantener la nevera en temperaturas más bajas, es decir, en valores altos como el cuatro en la rueda del frigorífico, mientras que en invierno habría que bajar el nivel de enfriamiento del electrodoméstico. Por otro lado, cuanto más llena esté la nevera, más frío habrá que ponerla.
¿A qué temperatura debo poner la nevera? Según indica la web de Iberdrola, la temperatura ideal de la nevera debe estar alrededor de 4° o 5°C en el frigorífico, mientras que el congelador debe encontrarse a -18°C para evitar la aparición de parásitos.
Distribución de los alimentos
La forma en la que distribuimos los alimentos en la nevera puede ayudar a conservarlos mejor. El frío del frigorífico no se reparte de forma equitativa, por lo que hay partes más frías que otras. Por ejemplo, es recomendable poner la carne y el pescado frescos en la zona más cercana al congelador, compartimentos llamados “extra fresh” en algunos frigoríficos.
Estos son los cajones de la parte baja de la nevera en la que solemos guardar las frutas y las verduras. Según Iberdrola, es recomendable sacar las frutas y verduras de sus bolsas de plástico antes de guardarlas en los cajones, ya que el plástico ayuda a la aparición de humedad que provoca la aparición de bacterias.
Por otro lado, los huevos y los embutidos pueden colocarse en las zonas media y alta de la nevera, los productos más frescos en el fondo del frigorífico y los productos envasados que se conservan mejor en las puertas de la nevera, como salsas, mermeladas, conservas, etc.