El primer guía de Machu Picchu fue un niño de 8 años: este fue Pablito Riccharte
Cuando en 1911 Hiram Bingham exploraba Perú en busca de restos del imperio Inca, Pablo Riccharte le guio hasta una de las maravillas del mundo.


La historia es muy caprichosa cuando tiene que premiar con la gloria eterna a una u otra persona. Es arbitraria, no sigue ningún patrón de raciocinio, da la perpetuidad a alguien por decisión propia y sin consultar a nadie. La ciudad inca de Machu Picchu, una de las siete maravillas del mundo, fue descubierta por el explorador estadounidense Hiram Bingham. Pero a Pablito hay que darle parte del hallazgo. Diario AS se encuentra en Machu Picchu como parte de la expedición de Ruta Inti, que este año viaja por los restos del imperio Inca y a través del Amazonas.
Bingham no fue la primera persona en descubrir Machu Picchu, pero sí quien la puso en el mapa y con los años el artífice de su reconocimiento mundial. También se considera al agricultor Agustín Lizárraga como el verdadero descubridor de la ciudad inca, pues la visitó nueve años antes que el estadounidense. La historia, como decimos, es caprichosa, y en este caso solo ustedes deben decidir si son más de Bingham o de Lizárraga.
Sin embargo, existe un tercer bando, el de Pablito. En su expedición por Perú en 1909, Bingham recibió una invitación para investigar los restos de Choquequirao, en Cuzco. La experiencia le gustó tanto que volvió en 1911 para intentar descubrir Vitcos. Exploró la zona hasta dar con un pueblo ubicado a las faldas de la montaña Huayna Pichu. Allí encontró dos familias, los Álvarez y los Riccharte. Estos último tenían un hijo, el protagonista de esta historia, Pablo Riccharte, Pablito para la historia.
Tras encontrarse con el estadounidense, el padre de los Riccharte le pide a su hijo que lleve al estadounidense al lugar donde solía jugar. Ese lugar era Machu Picchu, como bien relató el periodista Carlos Sánchez Luna-Victoria: “Porque esa (la ciudad de Machu Picchu) era su casa de Pablito. Él jugaba con los animales, con las plantas, recorría, jugaba a las escondidas con los amiguitos también”.

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“El mismo Bingham dice en su bitácora que si no hubiese sido por el niño, no hubiera podido llegar”, aseguraba el periodista. Así, Pablito guio a Bingham hasta la ciudad de Machu Picchu el 24 de julio de 1911.
Un año después, el estadounidense consiguió un patrocinio de la Universidad de Yale y la National Geographic Society para limpiar la zona de Machu Picchu junto a la población local. Pablito fue parte de la historia de Machu Picchu. Gracias a sus capacidades de niño, que eran las de jugar y divertirse, pero extraordinarias por hacerlo en Machu Picchu, se descubrió y estudió el lugar, que ahora es uno de los atractivos turísticos e históricos más impresionantes del mundo.






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