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Sociedad

El nombre que tenía Sevilla en la Edad de Bronce

Sevilla, una de las ciudades más emblemáticas de España, ha tenido varias transformaciones a lo largo de su historia.

El núcleo histórico de Sevilla es bastante compacto, pero si visitas Triana, a través del Guadalquivir, y la Isla de la Cartuja, las distancias se hacen más evidentes. A los ojos del foráneo, la Feria de Abril y la Semana Santa pueden ser los motivos más recurrentes de visita, pero el Real Alcázar, un complejo de palacios, fortificaciones, patios, piscinas reflectantes y hermosos jardines y olivares dispuestos en una cuidada cuadrícula, es una delicia. Imperdonable no visitar la Plaza de España, la Giralda o la Torre Del Oro. Además, sus barrios, llenos de arte y embrujo, ofrecen innumerables rincones para disfrutar de la gastronomía y del flamenco. Como dice la canción, Sevilla tiene un color especial.
Reinhard Bruckner

La ciudad de Sevilla, ha vivido distintos cambios a lo largo de su historia, entre ellos el cambio de nombre. Sevilla ha cambiado varias veces de nombre a lo largo de su rica historia, cada uno de ellos reflejando la variedad cultural, gastronómica y social de las civilizaciones que la habitaron. En sus orígenes más antiguos, en la época fenicia, la ciudad de Sevilla tal y como se conoce hoy en día, recibía el nombre de Ispal, cuyo significado es ‘tierra llana’, un nombre que se remonta a su época más remota en la Edad de Bronce.

Sevilla, a lo largo de su historia

La ciudad de Ispal, tal y como se referenciaba Sevilla en la época de los fenicios, era una zona estratégica cercan al río, que lo convertía en un punto clave para el comercio y la vida social de la época. Pese a que gran parte de los registros de esta etapa no están documentados, sí se conoce que es el primer nombre que recibió la ciudad, en toda su historia documentada.

Posteriormente, con la llegada de los romanos en el siglo III a. C, la ciudad de Ispal pasó a llamarse Híspalis. Este nuevo nombre se consolidó durante la etapa romana y marcó una etapa de esplendor y prosperidad para la ciudad. Híspalis se convirtió en un importante foco social, con anfiteatros y acueductos, además de ser un importante centro administrativo y de grandes intercambios comerciales, durante este periodo, el nombre reflejaba la romanización de la región y su incorporación al vasto Imperio Romano.

Siglos después, con la conquista del imperio musulmán en el año 711, la ciudad de Híspalis pasó a llamarse Ishbiliya. Este nombre de origen latino adaptado a la fonética árabe, marcó una etapa de esplendor en lo cultural y económico. Bajo el dominio de los árabes, la ciudad de Ishbiliya, se convirtió en un importante núcleo de importancia dentro del Califato de Córdoba, durante el reino de taifas. Este período de la ciudad de Sevilla cultivado por los árabes, dejó un importante legado arquitectónico como la Torre del Oro y los cimientos de lo que hoy es La Giralda.

Finalmente, con la conquista de Fernando III la ciudad de Ishbiliya, pasó a convertirse en lo que sería la actual ciudad de Sevilla. Esta transformación no fue inmediata, sino que fue adaptándose paulatinamente a las costumbres castellanas de la época. Bajo el dominio cristiano, la ciudad experimentó importantes cambios políticos, sociales y arquitectónicos, sobre todo en el siglo XVI, dónde logró convertirse en el principal puerto de intercambios comerciales con América.

De esta manera, todos los nombres por los que ha pasado la ciudad de Sevilla, la han llevado a moldear su identidad, en un reflejo de distintas culturas. Cada etapa histórica ha dejado una huella imborrable, haciendo de esta ciudad un lugar único donde convergen siglos de historia y tradiciones.

Sevilla, en la actualidad

La ciudad de Sevilla, contaba con 684 164 habitantes en 2023, por lo que es la ciudad más poblada de Andalucía, la cuarta de España, según los datos oficiales del INE. El área metropolitana de Sevilla está compuesta por 46 municipios y su casco antiguo, con 3,9 km², es el más extenso de España y el sexto más grande de Europa, tras los de Roma (14,6 km²), Nápoles (10,3 km²), Venecia (7,6 km²), Florencia (5,5 km²) y Génova (4,1 km²). Todas las transformaciones culturales que ha tenido Sevilla a lo largo de su historia, así como su adaptación a las costumbres de cada época, la han llevado a ser un importante foco de turismo, además de ser considerada una de las ciudades con la historia más rica de España.

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