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CURIOSIDADES

El motivo por el que siempre hay piedras en las vías de los trenes y ferrocarriles

Conocidas como balasto o balastro, estas piedras proporcionan estabilidad y son capaces de amortiguar las vibraciones del terreno y así reducir el ruido de paso de los trenes.

El motivo por el que siempre hay piedras en las vías de los trenes y ferrocarriles
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Desde la terraza de tu hogar, durante un viaje a tu destino favorito o mientras das un paseo con tus familiares. Lo cierto es que gran parte de la sociedad, alguna vez en su vida, se ha preguntado por qué debajo de prácticamente todas las vías de ferrocarril hay una pasarela de piedras.

Pues bien, existe una explicación: proporcionan estabilidad, permitiendo que los trenes circulen sin volverse inestables o inseguro. Además, actúa como muelle, siendo capaz de amortiguar considerablemente las vibraciones del terreno y reducir el ruido de paso de los trenes.

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Y no solo eso. Estas piedras de granito, conocidas como balasto o balastro, garantizan que la vía permanezca en su lugar cuando los trenes pesados pasan sobre ella y ayudan a drenar el agua para evitar que se acumule y se deterioren las vías.

Por si esto fuera poco, desempeña un papel fundamental a la hora de frenar la vegetación que crece cerca -que en ciertos casos no es poca-, manteniendo las vías libres del crecimiento de raíces o plantas que puedan causar importantes desalineaciones.

¿Por qué se emplean estos materiales?

El motivo por el que se usan este tipo de materiales no es otro más que su dureza y su durabilidad. Todo ello les hace ser muy prácticos. Ahora bien, en los últimos años también se han utilizado otros materiales como el hormigón reciclado, más rentable y sostenible.

En definitiva, esto depende del tren que se vaya a utilizar y las condiciones del terreno. Por ejemplo, los trenes pesados de mercancías necesitan un balasto más resistente que los trenes de pasajeros. Por el contrario, en regiones donde hay temperaturas extremas, se necesita un material que pueda soportar mejor el frío o el calor.

Lo que sí es importante es la rugosidad y los bordes afilados de las piedras, imprescindibles para dificultar el movimiento de las vías. Y es que, si se usaran piedras de lados lisos (como las que se encuentran en los ríos), es probable que se deslizaran unas sobre las otras cuando pasa el tren.

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