El motivo por el que nunca se han encontrado restos humanos en el naufragio del Titanic
Según los expertos, son varios los factores que explicarían la ausencia de cadáveres en el lugar de descanso del trasatlántico, como el efecto corrosivo del agua salada o la fauna submarina
Son muchas las teorías que pululan en torno a la historia del hundimiento del Titanic. Pero, sobre todo, lo que sigue habiendo son infinitas preguntas sin responder. Aún se descubren, año a año, nuevas circunstancias de aquella tragedia. Teniendo en cuenta el punto de dificilísimo acceso en el que se encuadran los restos del trasatlántico, las labores de exploración y análisis del escenario han sido bastante reducidas, por lo que aún hay mucho margen para la investigación.
El casco del Titanic está a unos 3.800 metros de profundidad, en un punto relativamente cercano a la canadiense costa de Terranova. Con el paso del tiempo, lo que queda del barco se va deteriorando más y más. Se espera que, eventualmente, acabe disolviéndose casi por completo debido al efecto corrosivo del agua salada sobre los materiales de la nave. No obstante, gracias a las sucesivas observaciones de la zona, se sabe que aún hay una enorme cantidad de objetos bajo el agua. Restos de las pertenencias de las víctimas.
Botellas de vino, zapatos, maletas... Pequeños recordatorios de vidas que se interrumpieron prematuramente entre las gélidas mareas atlánticas. Pero hay algo que falta. Restos humanos. Unas 1.160 personas se hundieron con el Titanic. Sin embargo, nunca se ha encontrado un cadáver. ¿Por qué? La respuesta es múltiple. Aunque, según señalan los expertos, son muchas las incógnitas sin despejar en todo lo que rodea a este famoso episodio histórico.
Profundidades corrosivas
Hay que tener en cuenta que pasaron décadas hasta que se localizaron los escombros del barco. Por lo tanto, cuando comenzaron las incursiones de observación, todo llevaba largo tiempo expuesto al agua marina y los efectos corrosivos de la salinidad sobre objetos, superficies y posibles restos óseos. No obstante, no se descarta que abordo pueda haber todavía resquicios de los numerosos cadáveres que acompañaron a la nave a los terrenos abismales.
Pero, lo que se da por hecho de forma casi unánime, es que la práctica totalidad de los cuerpos se han ido disolviendo hasta su eventual desaparición. No solo por el factor determinante del agua salada, sino también por la intensa actividad animal de la región y la población bacteriana, que puede alimentarse de tejidos humanos como la piel. Según declaró el arqueólogo marino James Delgado, a esa profundidad acaban disolviéndose “hasta los dientes”. Por lo tanto, el misterio de los cuerpos desaparecidos del Titanic no es, en realidad, tan críptico como pudiera parecer.