El lugar más remoto del planeta
El polo de inaccesibilidad del Pacífico, también conocido como punto Nemo es el cementerio más famoso del mundo.
Alguna vez seguro que te has preguntado qué pasa con los restos de naves u objetos espaciales que se despresurizan. Gran parte de estos trozos se acaban desintegrando, pero otras piezas más grandes pueden llegar a la superficie tras sobrevivir la caída, y para que no sean un peligro para la población, estos son redirigidos al lugar más remoto del planeta, el polo de inaccesibilidad del Pacífico, también conocido como punto Nemo (nadie, en latín) en honor a Julio Verne.
Este lugar se encuentra en el Océano Pacífico y el trozo de tierra más cercano se encuentra a más de 2.500 kilómetros de distancia, por lo que se considera que los astronautas (cuando pasan por encima), son las personas más cercanas a ese punto. A esto se le suma una gran profundidad (3.700 metros), lo que se convierte aún más en un lugar idóneo en el que depositar la basura espacial.
Este lugar tan particular fue descubierto por Hrvoje Lukatela en 1992 oficialmente, pese a que desde la década de los 70 ya se fue señalando como lugar de destino de basura espacial por alguna de las agencias.
El punto común de basura espacial
Hoy en día, en el punto Nemo hay restos espaciales de todo tipo y nacionalidades, se calcula que pueden llegar a 300 naves diferentes. Además, este sitio será el destino final de la Estación Espacial Internacional al completar su ciclo de servicio. La magnitud de esta estructura, la más extensa erigida en el espacio, resulta notable, y la NASA ha delineado el procedimiento planificado para su final de servicio a partir del año 2031.
Es el cementerio más grande, pero... ¿el único?
No siempre es una opción. Su ubicación es adecuada para órbitas ecuatoriales, es decir, para vehículos que siguen la trayectoria del ecuador del planeta, pero no para órbitas polares que son perpendiculares al ecuador.
Este fue el caso del satélite Aeolus de la ESA, que la órbita polar del satélite hizo que Nemo no fuera una opción viable como punto de reentrada. En su lugar, se optó por un corredor de seguridad sobre la Antártida para llevar a cabo una reentrada controlada.
¿Criaturas fantásticas?
En el año 1997, a 5.000 kilómetros de distancia, desde la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, se detectó un sonido de baja frecuencia que se intuye que venía del punto Nemo. Este sonido fue nombrado como “Bloop” y duró aproximadamente un minuto.
Aunque los más fantasiosos podrían imaginar cualquier otra cosa, o los fanáticos de Lovecraft se esperaban encontrar a Cthulhu, en 2021 se resolvió la incógnita: ¡era el sonido que hacía el hielo!