El café que está en todos los supermercados, pero no deberías consumir nunca: está prohibido en varios países
Aunque este tipo de café es más barato que el natural, tiene un sabor mucho más amargo y puede ser perjudicial para la salud.
Junto con el agua y el té, el café es una de las bebidas más consumidas a nivel mundial. Su amplia distribución, la variedad de preparaciones, la energía que ofrece y, por supuesto, su sabor, hacen que millones de personas en todo el mundo beban café de forma diaria. De hecho, es muy probable que alguna vez hayas dicho, o al menos escuchado, frases como “yo hasta que no me tomo un café no soy persona”.
Si eres de esos que necesita una dosis de cafeína para empezar a funcionar, debes saber que hace más de un siglo un extremeño trajo a España una variante del café que ahora es considerada una modalidad menos sana que el natural que no deberías añadir a tu cesta cuando hagas la compra. Se trata del café torrefacto, un tipo de café que incluso está prohibido en buena parte del mundo.
Qué es el torrefacto
Un industrial extremeño llamado José Gómez Tejedor observó en una de sus visitas al Caribe a finales del s.XIX que los nativos tostaban el café con azúcar porque al envolver el grano en una capa de caramelo se conservaba mejor. Al volver a España, Tejedor modificó los bombos de tostación de las máquinas de tueste para que al final del proceso se pudiera añadir el azúcar.
En otras palabras, el torrefacto se obtiene al añadir azúcar en los granos durante el tostado. El azúcar se carameliza y hace que el café se conserve mejor, pero también que sea más intenso, tenga un sabor más amargo y luzca mucho más oscuro y brillante que el natural. Al conservarse mejor, el torrefacto es más barato que otro tipo de grano, pero en buena parte del mundo se considera un producto de menor calidad con posibles consecuencias en la salud del consumidor.
Por qué no se recomienda
En España se consumen principalmente tres tipos de café: natural, torrefacto y mezcla. La mezcla no es siempre mitad y mitad, sino que se encuentran variedades de 70/30 u 80/20, generalmente siendo el torrefacto la dominante. De las tres opciones mencionadas, el torrefacto es, lógicamente, el que utiliza menos café natural y, por tanto, el más barato y, también, el más insano.
El azúcar añadido en los alimentos líquidos es más perjudicial, y la combinación con la cafeína a la que muchas personas recurren varias veces al día no es del todo recomendable. De hecho, en buena parte de Europa el torrefacto está prohibido por ser una variante menos sana del café natural. Únicamente los países donde primero se popularizó su venta (España y Portugal) y en algunos países latinoamericanos como Argentina, Uruguay o Paraguay se permite su producción y consumo.
Características del torrefacto
La principal razón por la que no se recomienda el torrefacto hasta el punto de estar prohibido en muchos países, es que tomarlo en grandes cantidades puede ser perjudicial para la salud. Esto se debe a que el azúcar añadido hace que este tipo de café tenga más compuestos carbonizados y más cantidad de acrilamida, un elemento potencialmente cancerígeno que se forma cuando ciertos alimentos se exponen a altas temperaturas
Del mismo modo, el proceso de caramelización disimula defectos de granos de café de menor calidad que en el natural se eliminan pero que en el torrefacto se utilizan. A todo esto hay que sumarle el sabor intenso y amargo, que hacen del torrefacto la opción menos recomendable al buscar café en el supermercado.
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