Ni 100 km/h ni 120 km/h: la Guardia Civil explica a qué velocidad saltan los radares de la DGT en España

La Dirección General de Tráfico (DGT) sanciona cada año a cuatro millones de personas debido a diversos incumplimientos cometidos por los conductores en sus trayectos diarios. Entre las infracciones más comunes y penalizadas, el exceso de velocidad ocupa un lugar destacado.

Los radares, ahora más numerosos y avanzados, se han convertido en el principal medio para detectar estas infracciones, y con ello en un motivo de atención constante para los conductores.

Este año, la DGT ha reforzado aún más su sistema de control con la instalación de más de 120 nuevos radares, que se suman a los más de 2.500 ya existentes en las carreteras españolas. Esto no solo aumenta la vigilancia en vías interurbanas, sino también en zonas urbanas, donde se aplican límites de velocidad cada vez más estrictos desde la reforma del Reglamento General de Circulación en 2020.

Márgenes de error y la “regla del 7″

En carreteras, el margen de error entre la velocidad registrada por los radares y la señal percibida por los vehículos sigue siendo una cuestión clave. Según la conocida “regla del 7″, confirmada por la Guardia Civil, los radares permiten superar el límite de velocidad hasta 7 km/h en carreteras con un límite inferior a 100 km/h. En las vías con un límite superior, el margen asciende al 7% de la velocidad establecida.

Por ejemplo, en una carretera limitada a 50 km/h, el radar multará a partir de los 58 km/h, mientras que en una vía de 120 km/h, la sanción se aplicará a partir de los 128,4 km/h.

Sin embargo, los márgenes pueden variar dependiendo del tipo de radar y su calibración:

Los límites más estrictos en ciudad

En las ciudades, el control se ha intensificado considerablemente desde la entrada en vigor de los nuevos límites de velocidad, que ahora son:

• 20 km/h en calles con calzada única para peatones y vehículos.
• 30 km/h en calles con un único carril por sentido de circulación.
• 50 km/h en calles con dos o más carriles por sentido.

Aunque estos límites han reducido significativamente los accidentes en entornos urbanos, su cumplimiento puede resultar complicado debido a despistes que llevan a superar estas velocidades con facilidad. Por ejemplo, en calles limitadas a 30 km/h, los radares están configurados para multar a partir de 34 km/h, aplicando un margen de error de 5 km/h en velocidades inferiores a 50 km/h.

Un negocio rentable para los ayuntamientos

Más allá de su función preventiva, los radares en zonas urbanas se han convertido en una fuente de ingresos para los ayuntamientos, dado que se amortizan en cuestión de días. Esta presión recaudatoria, combinada con los estrictos límites, ha generado controversias, pero las autoridades insisten en que el principal objetivo es mejorar la seguridad vial.

A pesar de los márgenes de error, la DGT subraya que la prioridad es garantizar la seguridad en las carreteras y calles del país. Circular dentro de los límites establecidos no solo evita sanciones, que pueden alcanzar los 600 euros y la pérdida de 6 puntos del carnet en casos graves, sino que también contribuye a salvar vidas y reducir la siniestralidad.

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