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El animal que puede regenerar su cerebro y corazón

El ajolote mexicano mantiene sus características larvarias durante su vida y puede regenerar partes de su cuerpo.

El animal que puede regenerar su cerebro y corazón
Wikimedia Commons
Mario Espinosa de los Monteros
De El Ejido (Almería), estudió periodismo en Málaga y trabajó en Cope y La Opinión de Málaga. En Madrid hizo un máster en periodismo internacional. Inquieto por naturaleza, le interesa la geopolítica, la exploración, la aventura y el conflicto de Israel y Palestina. Hizo los cursos de periodismo de viajes de El País y de televisión de Atresmedia.
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Imaginen que los humanos viviésemos eternamente en un estado larvario, como si fuéramos un constante feto. Seríamos bajitos y tendríamos unas manitas reducidas, unos pies bien pequeños y poco pelo. Si se nos cortase una pierna, la podríamos regenerar hasta 25 veces. Si nos rompen el corazón, también podríamos regenerarlo, al igual que otros órganos como el cerebro. Ese ser existe.

El ajolote es un anfibio en peligro crítico de extinción en naturaleza (sobrevive en cautiverio en innumerables acuarios domésticos y laboratorios) con peculiaridades dignas de estudio. En primer lugar, conserva sus características larvales en su vida adulta, un fenómeno conocido como neotenia.

Su cuerpo también es curioso: conservan su aleta dorsal de renacuajo y sus branquias sobresalen de su cabeza, asemejándose a unas plumas. Por último, pueden crear nuevas partes de su propio cuerpo y aceptar órganos y extremidades trasplantados de otros ajolotes sin rechazarlos. Encima, tiene cara de simpático.

Según National Geograhic, presentan un color oscuro, negro o marrón, pero también son comunes las variedades albinas. Puede alcanzar una longitud de 30 centímetros y una vida de hasta 15 años. Se alimenta de moluscos, gusanos, crustáceos, larvas… Es una especie endémica de la Cuenca de México y, desgraciadamente, se encuentra en peligro crítico de extinción.

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¿Sería posible trasladar estas características regenerativas a los humanos? " Sería impresionante regenerar un ojo, un pulmón y que sea indistinguible, no como la cola de lagartija que queda como truncada y crece rara. Y solo lo hacen una o dos veces. Los ajolotes, sin embargo, pueden regenerar una pata cortada hasta 25 o 26 veces”, explicaba a El País el biólogo Andrés Cota. “Si algunos humanos van a vivir 200 o 300 años a lo mejor ya estamos conviviendo con ellos”, señaló el biólogo.

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