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Donan unos artefactos a una tienda de segunda mano y se dispara el misterio entre los arqueólogos: “Un caso excepcional y curioso”

Una donación fortuita en Chilliwack, Canadá, ha generado un enigma arqueológico calificado como único.

Donan unos artefactos a una tienda de segunda mano y se dispara el misterio entre los arqueólogos: “Un caso excepcional y curioso”
Universidad Simon Fraser / Sam Smith
David Cuéllar
Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente estudiante del Máster en Periodismo Multimedia Profesional en la misma institución, su trayectoria académica y profesional está marcada por una pasión por la escritura que le acompaña desde la infancia.
Actualizado a

Thrifty Boutique en Chilliwack, Canadá, recibió el año pasado una donación inusual: 11 anillos y dos medallones que podrían tener 1.000 años. Estos artefactos ahora se encuentran en el Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad Simon Fraser, en la cercana ciudad de Burnaby. Un grupo de arqueólogos tiene la misión de descubrir el origen de estos objetos.

“Lo que estamos haciendo es esencialmente ser detectives; estamos tratando de recuperar la historia de estos artículos”, dice Cara Tremain, arqueóloga de la universidad.

Cuando recibieron estos objetos en la tienda de segunda mano, no eran conscientes del valor que tenían. Incluso llegaron a ponerlos a la venta por 21 dólares, hasta que un arqueólogo los vio y les recomendó acudir a los expertos en arqueología de la Universidad Simon Fraser.

En un principio, la universidad no quería aceptar los artefactos, ya que no tenían la documentación adecuada y podría ser que hubiesen sido robados antes de llegar a la tienda. Por lo general, en este lugar se necesita conocer el origen de los artefactos para que la investigación tenga valor para los estudiantes y la facultad.

Tras un año de disputas, decidieron aceptarlos y agregarlos a la colección del museo para que no acabaran en el mercado privado de antigüedades.

Origen de estos artefactos

Sabrina Higgins, arqueóloga de la universidad, comenta que, basándose en los materiales y técnicas, estos artefactos datan del siglo IV o V. Piensa que su lugar de origen es algún lugar del que fue el Imperio Romano Occidental.

Higgins tiene un especial interés en el medallón más pequeño, ya que presenta letras griegas “CH” y la letra romana “RH”, que juntas forman un criptograma o el signo de Cristo.

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Los estudiantes de esta universidad comenzarán a estudiar estos objetos en otoño para aprender más sobre ellos, aunque podrían incluso descubrir que son falsos. “Se necesitará al menos un semestre, si no más, para reunir los orígenes de estos artefactos”, dice Higgins en un comunicado. “Promete ser un viaje gratificante para los estudiantes”.

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