Despiden a la camarera ‘tiktoker’: “Me da igual”
La creadora de contenido (@Rayomcqueer) se viralizó en las últimas semanas por exhibir un comportamiento pasivo ante sus clientes y mostrar su indiferencia a las represalias de sus jefes.
Carmen Merina, más conocida como @Rayomcqueer en redes sociales, es una andaluza de 24 años que se ha viralizado en las últimas semanas por mostrar una actitud pasiva ante sus clientes en vez de proteger a su empresa, una cafetería de Granada (Bombón Boss).
Un comportamiento con el que se ha ganado rápidamente el cariño de los usuarios. De hecho, muchos han aplaudido su comportamiento y generosidad y han alabado su indiferencia a las represalias de sus jefes. Ahora bien, su testimonio finalmente ha traído consecuencias.
El origen de la polémica
“Pues efectivamente me han echado”, ha anunciado la joven. Todo empezó en octubre, con un vídeo que superó el medio millón de reproducciones en pocas horas y donde la empleada señalaba que no le importaba que se sentasen en las mesas -aunque no vayan a tomar nada, entrasen el baño sin consumir o no pagasen por otro café si se les había caído.
Su relato cogió fuerza entre los jóvenes que encadenan trabajos precarios y llegó al prime time con su participación en un programa nocturno de La Sexta y un extenso reportaje en El País. Es más, llegó a fichar por una agencia de representación para influencers.
Reseñas negativas a la empresa
En la empresa no recibieron su fama con las mismas ganas y acabaron despidiéndola, pero la decisión no estuvo del todo bien medida, ya que la chica ha acabado narrando el despido en TikTok y ahora sus seguidores se han propuesto llenar de reseñas negativas el nombre de la empresa.
Tras restarle importancia a su nueva situación como desempleada, ha querido dejar constancia de que su despido le ha dado igual. “No pasa absolutamente nada. Me voy a otro sitio a que me exploten exactamente de la misma manera”, ha manifestado la creadora de contenido.
Las razones del despido
En la pieza audiovisual, la tiktoker española ha revelado cómo le comunicaron el despido y las razones que le han aportado desde el departamento de recursos humanos. En concreto, ha contado que, en la que iba a ser otra jornada laboral, se ha encontrado con el equipo preparado para reunirse con ella.
Después de soltarle “una verborrea impresionante”, le han comunicado que les había llegado a través del vídeo que no estaba a gusto en la empresa y que no desempeñaba las labores correctamente. Por tanto, “necesitaban que en ese momento dejase de trabajar”. Y así fue.
“Estoy disponible”
“Me soltaron un dossier enorme con pruebas que justificaban mi despido en caso de que yo quisiera impugnarlo”, ha argumentado la graduada en Bellas Artes por la Universitat Politècnica de Valencia. Y, por si esto fuera poco, habían recopilado imágenes de las cámaras de seguridad para demostrar la conducta por la que han decidido echarla.
En total, más de una hora de charla para confirmarla el despido y transmitirla que no terminase el turno. A su juicio, hay dos moralejas: una buena noticia para su salud mental y una mala noticia para su cuenta bancaria. “Si alguien me quiere contratar para hacerle un vídeo poniendo a parir a su empresa, estoy disponible”, ha finalizado Merina.