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SUCESOS

Desarticulada una red criminal que vendía cadáveres a 1.200 euros

Según informa la Policía Nacional, llegaron a facturar más de 5.000 euros por incinerar 11 cuerpos y falsificaban documentación para retirar cuerpos de hospitales y residencias.

Varios agentes de la Policía Nacional trabajan en el lugar de los hechos, a 23 de enero de 2024, en Valencia, Comunidad Valenciana (España). Agentes del grupo de Homicidios de la Brigada de la Policía Judicial de Valencia investigan la muerte del canónigo emérito de la Catedral de Valencia, cuyo cuerpo ha sido hallado sin vida en su domicilio del centro de la ciudad. Aunque no se han concretado en qué circunstancias se ha producido la muerte, la Jefatura Superior de Policía ha informado de que el grupo de Homicidios se ha hecho cargo de la investigación para el total esclarecimiento de los hechos.
23 ENERO 2024;VALENCIA;SUCESOS;CRIMEN;HOMICIDIO;
Rober Solsona / Europa Press
23/01/2024
Rober SolsonaEuropa Press

La Policía Nacional ha desarticulado en Valencia una red criminal que vendía cadáveres por 1.200 euros. Dicho entramado falsificaba la documentación para retirar cuerpos de hospitales y residencias, para venderlos posteriormente a universidades para su estudio.

Según informó el Ministerio del Interior en un comunicado oficial, facturaron un total de 5.040 euros por realizar hasta 11 incineraciones de cuerpos, una vez estudiados. Además, no aparecían reflejadas en las facturas emitidas por ninguna de las incineraciones de la capital valenciana. Las pesquisas comenzaron a inicios del año pasado, cuando los agentes de la comisaría de Ruzafa (Valencia) se percataron de la retirada de un cadáver de la morgue de un hospital de manera irregular.

Dicho difunto debería haber sido enterrado en un sepelio del municipio en el que residía, y finalmente su cuerpo acabó vendido por 1.200 euros para ser estudiado posteriormente. Una operación que se llevó a cabo sin que la familia diera ningún tipo de consentimiento. El modus operandi de la trama, según la nota oficial, era el mismo. Siempre buscaban los cadáveres de personas mayores, y comercializaban con los cuerpos sin que nadie diese autorización para ello.

Entre sus preferencias, buscaban siempre ancianos en situación de vulnerabilidad, con escasos recursos y extranjeros. Uno de los cuerpos vendidos fue el de un hombre quien, supuestamente, habría autorizado la donación de su cuerpo. La víctima, un hombre que se encontraba en un geriátrico, tenía menoscabadas sus capacidades mentales, ya que sufría un deterioro cognitivo severo, lo que no le hubiera permitido entender lo que suponía la donación, según destacó la nota de interior.

El objetivo, lograr la mayor impunidad posible

De hecho, todas las víctimas tenían algo en común. Ninguna de ellas contaba con familiares que se hicieran cargo de ellos. Con ello, se aseguraban de burlar a las autoridades y que nadie realizara un seguimiento sobre las donaciones, con el objetivo de lograr una mayor impunidad. Más tarde, los investigadores hallaron más irregularidades.

Los agentes también desgranaron los detalles sobre el método para obtener rédito económico de esta práctica. Según la nota oficial, los investigados de esta trama “aprovechaban la disección y desmembramiento de los cuerpos para introducirlos en los féretros de otros difuntos, realizando en una sola incineración la cremación de varios cadáveres”. Con ello, evitaban pagar por ellas y facturaban a la universidad.