Dan por muerto al ficus centenario de Sevilla
Aunque una orden judicial paralizó la tala del ficus centenario de Triana en 2022, los expertos aseguran que el daño irreversible ya había sido causado, provocando la muerte de sus raíces.
Los arboristas han dado por muerto al emblemático ficus centenario del barrio de Triana, en Sevilla, tras una poda radical realizada hace dos años. Este árbol, con 111 años de historia y declarado Bien de Interés Cultural (BIC), se convirtió en un símbolo de la defensa ambiental, luego de que vecinos y ecologistas lucharan para evitar su tala, autorizada inicialmente por el Ayuntamiento a solicitud de la orden religiosa de los dominicos. Aunque una orden judicial paralizó la tala en agosto de 2022, el daño irreversible ya había sido causado.
No hay posibilidad de supervivencia
El ficus, plantado en 1913 y que alcanzó los 24 metros de altura, ha visto cómo el 70% de su estructura desapareció. Pese a los intentos del Ayuntamiento sevillano por recuperarlo, los expertos aseguran que no hay posibilidad de supervivencia. La drástica poda dejó expuesta al sol la mayor parte del árbol, eliminando la capacidad de realizar la fotosíntesis y provocando la muerte de las raíces. Además, el ficus ha sufrido necrosis, agrietamiento del tronco y la invasión de hongos patógenos que han descompuesto la madera.
Desde hace un año, el Ayuntamiento ha invertido alrededor de 13.000 euros en cuidados paliativos para intentar salvar al árbol, pero los expertos coinciden en que el daño es irreversible. Durante el último año, el ficus ha sido tratado con nutrientes y hongos simbióticos para estimular el desarrollo de sus raíces, pero estos esfuerzos han resultado inútiles. Los ecologistas y vecinos, en un último intento por salvarlo, convocaron a la comunidad para regar el árbol durante el verano, aunque los expertos advirtieron que el exceso de agua podría acelerar la aparición de enfermedades.
Ahora, el ficus centenario de Triana, un testigo silencioso de la historia de Sevilla y símbolo de resistencia ciudadana, se enfrenta a su final definitivo. Mientras tanto, la ciudad se pregunta si un nuevo árbol podrá llenar el vacío, ya que el Ayuntamiento ha encargado un informe para determinar el camino a seguir, con dos opciones: conservar el muñón seco de 10 metros de altura o plantar otro árbol que dé sombra en una esquina de mucho tránsito de vecinos y turistas.
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