Construyen un puente durante una década y al unir las piezas finales descubren que no encaja
El puente no estaba alineado vertical ni lateralmente, ni siquiera a lo largo de su eje principal. Un triple fallo que ha acabado con una solución sorprendente.

Se veía venir. Y pasó. Ha ocurrido en Croacia, en una zona muy rocosa, donde dos equipos de construcción llevaban años trabajando para unir las dos partes de un puente, pero... eso nunca pasó.
Habían excavado túneles en las paredes de roca, ensamblado sección tras sección de acero, pero las dos mitades del puente presentan una desalineación tridimensional que ha vuelto locos a los ingenieros y ha descubierto varios desastres en cadena.
El puente no estaba alineado vertical ni lateralmente, ni siquiera a lo largo de su eje principal. Un triple fallo pareció condenar todo el proyecto a convertirse en el monumento más caro a la incompetencia de la ingeniería europea, como lo han calificado en Mariolina Ravioli. Expertos del sector estiman que errores de esta magnitud ocurren en menos del 2% de los grandes proyectos de infraestructura, lo que convierte el caso croata en algo verdaderamente excepcional.
Y, ¿cómo fue posible ésto? Primero, los retrasos. Si tardas más de 10 años en construir un puente todos los materiales comienzan a comportarse de forma impredecible. El acero se deforma por las variaciones térmicas, las mediciones pierden precisión por el desgaste de los instrumentos y lo que inicialmente eran errores microscópicos en los cálculos se convierten en desalineaciones insalvables.
Además, la falta de financiación agravó aún más la situación: se agotó el dinero, las obras se detuvieron, las estructuras quedaron expuestas a la intemperie durante meses y, cuando finalmente se reanudaron, todo había cambiado.
Una solución quirúrgica
Los croatas, en lugar tirar la toalla, y los millones de euros que ha costado el proyecto, han optado por gatos hidráulicos capaces de mover enormes masas con precisión milimétrica.
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La técnica empleada consistió en instalar una serie de gatos hidráulicos sincronizados, cada uno capaz de aplicar una fuerza controlada a secciones específicas del puente. Mediante movimientos graduales y constantemente monitoreados, las dos mitades fueron literalmente “masajeadas” hasta quedar perfectamente alineadas
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