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SOCIEDAD

¿Cómo saber el grado de discapacidad que tengo para solicitar la pensión por incapacidad?

Igual o superior al 33 si percibes una pensión de la Seguridad Social por incapacidad permanente total, absoluta o gran invalidez, e igual o superior al 65% si ha sido declarada judicialmente en el orden civil.

¿Cómo saber el grado de discapacidad que tengo para solicitar la pensión por incapacidad?
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Determinar el grado de discapacidad para solicitar una pensión por incapacidad es un proceso determinante para aquellos individuos que enfrentan limitaciones físicas, mentales o sensoriales que afectan su capacidad de trabajar y llevar una vida normal. Este proceso es más que necesario para evaluar el nivel de apoyo financiero que una persona puede recibir para compensar las dificultades que experimenta debido a su condición.

Para conocer el grado de discapacidad y solicitar una pensión por incapacidad, es fundamental comprender los pasos y criterios involucrados en el proceso. En muchos países, este proceso implica una evaluación exhaustiva encabezada por profesionales de la salud, especialistas y funcionarios designados, quienes examinan cuidadosamente la condición médica, funcional y las limitaciones del individuo.

Tener acreditado un grado de discapacidad

Según la Seguridad Social, la acreditación del grado de discapacidad, la necesidad de ayuda de terceras personas o la movilidad reducida deberá estar acreditado con un certificado del IMSERSO o del órgano competente de la Comunidad Autónoma. En relación a los diferentes grados y porcentajes, cabe destacar que el nuevo baremo en 2023 es:

  • Clase 0 (o grado NULO): Deficiencias 0-4%; Autocuidado menos del 5%; Entorno menos del 5%.
  • Clase 1 (o grado LEVE): Deficiencias 5-24%; Autocuidado 5-24%; Entorno 5-24%.
  • Clase 2 (o grado GRAVE): Deficiencias 50-95%; Autocuidado 50-85%; Entorno 50-95%; Dependencia 5-74%.
  • Clase 3 (o grado TOTAL): Deficiencias 96-100%; Autocuidado 96-100%; Entorno 96-100%; Dependencia 75% o más.

Pese a esta gradación, hay algunos porcentajes concretos (-33 y 65%) que se usan para establecer los beneficios que representan: sociales, fiscales y económicos. No obstante, se considera que tienes acreditado un grado de discapacidad:

  • Igual o superior al 33% si:
    • Percibes una pensión de la Seguridad Social por incapacidad permanente total, absoluta o gran invalidez.
    • Percibes una pensión de clases pasivas de jubilación o retiro por incapacidad permanente para el servicio o inutilidad.
  • Igual o superior al 65% si tu incapacidad ha sido declarada judicialmente en el orden civil, aunque no alcances dicho grado. Tras la reforma del Código Civil la incapacitación judicial se extiende a las resoluciones judiciales del orden civil que establezcan la curatela representativa de las personas con discapacidad.

Porcentajes

Un certificado de discapacidad que sea menor al 33% no conlleva ninguna prestación económica, ni tampoco beneficios fiscales o sociales. Por tanto, no existe ninguna pensión por discapacidad del 33%. Si tu grado de discapacidad se sitúa entre el 33 y el 64%, aún no alcanzas el porcentaje necesario para percibir una pensión no contributiva.

Sin embargo, dispones de ventajas sociales y fiscales que no tienen las personas que ostentan menos del 33%. Es conveniente conocer las ventajas que ofrece cada comunidad autónoma en este sentido, pero en general hacemos referencia a la exención de algunos impuestos, acceso a la vivienda y a puestos de trabajo públicos o el bono social para minimizar la factura de la luz, entre otras cosas.

¿Cuánto se cobra?

Cuando el porcentaje es de 65 puntos o más, ya tienes derecho a una pensión, sin dejar de poder acceder a las ventajas sociales y fiscales mencionadas. La pensión no contributiva de invalidez supone en 2023 percibir 6.784,54€ anuales, divididos en 14 pagas de 484,61€.

No obstante, si se alcanza un 75% de discapacidad, el importe es mayor, ya que hay que sumar un complemento de 3.392,27€ anuales. Para optar a este dinero adicional, no sólo hay que demostrar ese alto porcentaje de discapacidad, sino que también se precisa de la ayuda de terceras personas para llevar a cabo los actos más esenciales de la vida diaria (comer, vestirse, tomar la medicación...).