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SOCIEDAD

Así es Rocafonda, el barrio ‘304’ que Lamine Yamal lleva por bandera

El futbolista recordó sus orígenes en su discurso de la gala del Balón de Oro, cuando el mundo lo vio ganar el Trofeo Kopa.

Lamine Yamal, haciendo su clásica celebración con el número 304.
Pablo García/RFEFDiarioAS

La insultante juventud y el moderado descaro subieron a Lamine Yamal al escenario de la gala del Balón de Oro. Yamal, que ha cumplido sus sueños incluso antes de tenerlos, enfiló los peldaños donde le encumbrarían como mejor jugador joven del planeta, agarró el atril y recordó en voz alta dos de sus pasiones: “Visça Barça y la capital 304″. El Barça y Barcelona ya están más que situados en el mapa. Yamal se encarga ahora de cincelar sus orígenes en la consciencia popular.

El número representa el código postal de Rocafonda, que termina en 304. Lo gesticula con las manos cuando mete gol. Rocafonda es una zona del municipio Mataró y es en sus calles donde el joven futbolista creció. Era un barrio obrero olvidado, estigmatizado, que Yamal reivindica incluso en la gala del Balón de Oro.

El barrio se creó en los años 60 para acoger a la población migrante del sur de España, pero sus habitantes se multiplicaron en la década de los 90 con la llegada de extranjeros. En sus calles se pueden ver locales y negocios regentados por inmigrantes, con cartelería en árabe, pero también fútbol. Mucho fútbol. Lamine se consagra como un referente para los jóvenes y como una esperanza para los inmigrantes que sufrieron el estigma que siempre ha pesado sobre el barrio.

Yamal nació en Esplugues de Llobregat, pero se asentó en Rocafonda. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), casi la mitad de la población se encuentra en riesgo de pobreza, con una renta per cápita media inferior a los 8.000 euros anuales. Según explicaron varios vecinos a El País, la irrupción de Yamal en la élite impulsó a muchos jóvenes a jugar al fútbol.

“Es un barrio humilde, con muchas culturas. Se dicen cosas malas, pero cuando vives aquí, sabes lo que hay. Que salga un gran futbolista como él es un gran orgullo para nosotros. Ha pasado de estar jugando en las calles a hacerlo con los mejores del mundo”, explicaba a ese medio Jose Palacios, un joven que vio jugar a Lamine en las calles de Rocafonda. “El factor Lamine ha sido muy bueno. Ahora están más motivados, tienen más ilusión. Antes dejaban el fútbol para estar en el parque”, indica Sergio Martínez, entrenador de un equipo del barrio, que cree que ahora la juventud “tiene sueños”.

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