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Así era el Dédalo I, el primer portaviones de la Armada Española que fue clave en la guerra de Marruecos

En 1921 se adaptó el mercante alemán ‘Neuenfels’ en una “Estación Transportable de Aeronáutica” que formaría parte del Desembarco de Alhucemas.

Juan de la Cierva dedica al Dédalo I su primer aterrizaje en un barco anclado.

La Armada buscaba una unidad con plena capacidad para transportar y dar apoyo logístico a los hidroaviones de la Aeronáutica Naval en zonas de operaciones. Y este navío, que fue pionero, se convertiría en el primer portaeronaves de la historia de la Armada y en el buque insignia de una operación clave en la historia de España: el desembarco de Alhucemas de 1925.

La situación económica de la época en España no permitía disponer de un auténtico portaaviones, como eran hasta ahora conocidos, y se las ingeniaron para adaptar en el año 1921 un mercante alemán que fue requisado, el ‘Neuenfels’, que les fue entregado como compensación tras la Primera Guerra Mundial. El gobierno germano cedió a España en 1917 seis navíos mercantes, y éste estaba entre ellos, por las naves que habían hundido en compensación.

Fue transformado en una “Estación Transportable de Aeronáutica” en los Talleres Nuevo Vulcano de Barcelona por encargo del coronel de ingenieros navales Jacinto Vez y del capitán de corbeta Pedro María Cardona. El objetivo era el apoyo a las misiones terrestres, dado que ya había tenido lugar el Desastre de Annual (con miles de muertos) y la expansión rifeña Ceuta y Melilla, por otro.

Se llamaría “Dédalo”, en relación al héroe mitológico que salió volando del laberinto del Minotauro con su padre Ícaro. Este buque podía transportar 20 hidroaviones, (globos aerostáticos y aviones, como los Parnall Panther) y dos dirigibles semirrígidos.

En 1922 se incorporaría a la Armada con el nombre de “Dédalo I” con el fin de dotar a la Escuadra de una unidad con plena capacidad para transportar y dar apoyo logístico a los hidroaviones de la Aeronáutica Naval en la zona de operaciones del norte de África.

Participó en decenas de batallas. En una de sus primeras misiones, cuatro de sus hidroaviones bombardearon las posiciones rifeñas de la playa de la Cebadilla. Una misión que se repetiría durante años siendo la avanzadilla de vigilancia de las tropas españolas en el norte de África.

Entre sus características principales destacan sus imponentes 127.4 metros de eslora, 16.76 metros de manga, 9.900 toneladas a plena carga de desplazamiento, un calado de 7.4 metros. Iba equipado con cuatro cañones Krupp de 105 mm y 2 cañones antiaéreos de 57 mm. Alcanzaba los 10 nudos de velocidad y podía albergar una tripulación de 398 personas.

El fin del Dédalo I

El 7 de septiembre de 1925, el día D español, la flota hispano-francesa comenzó a bombardear posiciones rifeñas en la bahía de Alhucemas, como parte de los preparativos para un desembarco anfibio. Sin embargo, debido al mal tiempo, el desembarco real se retrasó y comenzó un día después.

Esta operación, conocida como el Desembarco de Alhucemas, fue crucial para poner fin a la Guerra del Rif. Fue la primera operación anfibia combinada exitosa del siglo XX, involucrando el uso de tanques y apoyo aéreo masivo.

Después de la Guerra de Marruecos, el Dédalo I continuó navegando, participando en diversas maniobras y ejercicios navales, pero su actividad se vio afectada por la Gran Depresión, lo que redujo significativamente su operatividad.

En 1935 el buque se inició el primer paso hacia su desguace. Fue dado de baja oficialmente en abril de 1936, pero tras el estallido de la Guerra Civil española se quedó en el puerto de Sagunto. No empezaría su desguace hasta 1940, cuando se partió en dos en su fondeadero y terminó por hundirse de forma definitiva.

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