Antonio Doménech, profesor, vive en una caravana de 7m² desde 2019: “Buscar un piso decente hoy en día es una barbaridad”
Cansado de compartir piso, decidió optar por la fórmula que podía permitirse para independizarse. Ahora, disfruta pudiendo vivir cerca de su trabajo.


Desde hace unos meses, la crisis de la vivienda es el principal problema para los españoles, según los datos más recientes del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Y lo hace con un récord de menciones, al aparecer en el 40% de los cuestionarios, muy por delante de los problemas políticos, la inmigración o la crisis económica. En apenas un año, se ha duplicado la preocupación respecto a este tema.
En el último año, tanto la venta como el alquiler se han disparado, con crecimientos del 15,7% y del 11%, respectivamente. En algunas grandes ciudades, como Madrid o Barcelona, el alquiler alcanza los 20 euros por metro cuadrado, según datos de Metrópoli. Esto implica que gran parte de la renta, en muchos casos, se destine al pago del alquiler o la hipoteca, dejando poco margen para otros gastos.
Algo que se agrava con el déficit de la oferta, pues faltan entre 400.000 y 700.000 viviendas para cubrir la actual demanda. Ante esta situación, son muchos los que apuestan por fórmulas alternativas, como por ejemplo las casas prefabricadas. Esto, o las autocaravanas. Es el caso de Antonio Doménech, un profesor de Magisterio que vive en una caravana desde el año 2019.
En una entrevista con ‘El Análisis: Diario de la Noche’, Antonio cuenta como tomó la decisión de optar por esta forma de vida. “Vivo en una autocaravana de unos 7 metros cuadrados. Estudié la carrera de Magisterio de primaria e hice la oposición. Me dijeron que, al aprobarla, sería interino porque no tenía puntos, y que me iban a ‘marear’ a los coles que hacía falta por toda la Comunidad de Madrid”, explica.
Cansado ya de compartir piso y de invertir dinero en ello, apostó por la fórmula que podía permitirse por aquel momento. Y, de paso, podía vivir cerca del lugar al que le destinaran. “Así aprovechaba para estar cerca de mi trabajo, y no tirarme dos horas ida de transporte público y otras dos horas de vuelta”.
Y, aunque recalca que vive así porque así lo desea, ello no quita que considere “una barbaridad” el hecho de poder encontrar un piso “decente”, correctamente equipado y cuyo precio no esté por los aires. “Se te queda cada de póker”, asegura.
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Por otro lado, asegura estar tranquilo y no pasar miedo al vivir en una caravana. “Antes de emprender esta aventura hice un estudio de zonas que podían ser seguras y estar en paz, y no he tenido problemas nunca. En verano me recorro toda España y nunca me ha pasado nada, he tenido esa suerte”, concluye.
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