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¿Por qué renunció el Papa Benedicto XVI y cuántos pontífices lo han hecho?

El pontífice alega que se convirtió en el sexto papa en renunciar a su cargo en virtud de su “avanzada edad”, hay quien señala los escándalos de los Vatileaks o el lobby gay como causa.

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Or/ Picciarella/ Ropi / Zuma Press
Or/Picciarella/Ropi / Zuma Press / ContactoPhoto Europa Press

El pasado 31 de diciembre, el Vaticano comunicaba el fallecimiento del papa emérito, Joseph Ratzinger —también conocido por su nombre de pontífice, Benedicto XVI—. Su etapa al frente de la Santa Sede comenzó en 2005 y estuvo marcada por la supresión del limbo y la iniciativa de dar las misas en latín, entre otras. Sin embargo, uno de los hitos de su papado sucedió en 2013: su renuncia.

En febrero de 2013, Benedicto XVI formalizó su renuncia al pontificado y pasó a convertirse en el primer papa en renunciar en poco más de seis siglos. Antes de él, ya lo hicieron los papas Clemente I en el año 101, Ponciano II en el 235, Celestino V en 1294, Gregorio XII en 1415. Asimismo, hay quien cuenta como renuncia el caso de Benedicto IX en el siglo XI, que vendió el pontificado a su sucesor, aunque luego trató de recuperarlo.

Por qué renunció Benedicto XVI

Cuando en 2013, Joseph Ratzinger decidió poner a su papado el motivo principal que dio fue su “avanzada edad”. En su carta, explicó que, para estar al frente de la Santa Sede, “son necesarias tanto la fortaleza de mente como la del cuerpo”, una fuerza que en los últimos meses de pontificado se fue “deteriorando hasta tal punto” que se vio en la obligación de reconocer su “incapacidad para cumplir adecuadamente el ministerio” que le fue concedido.

Sin embargo, más allá de la versión oficial, y creen que esta decisión vino motivada por algunos escándalos que surgieron en el seno de la Iglesia. Por ejemplo, el tema de los Vatileaks, cuando el mayordomo del papa, Paolo Gabriele, filtró que la concesión de algunas obras públicas se había hecho a dedo. Esta “pudo haber sido una de las razones” que lo llevaran a dejar el puesto, reconoció a la BBC el cardenal nigeriano Francis Arinze.

El escándalo de los Vatileaks “puso haber sido una de las razones” detrás de la renuncia de Benedicto XVI

El cardenal Francis Arinze, para la BBC

En cualquier caso, años más tarde, en 2021, Benedicto XVI reconoció en una entrevista al diario italiano Il Corriere della Sera, que “fue una difícil decisión”, aunque confía en que hizo “bien”. Sin embargo, hizo referencia a que “algunos dijeron que se debió al escándalo de Vatileaks, algunos a una conspiración del lobby gay —un grupo de personas con cargos importantes dentro del Vaticano que reconoció su homosexualidad y el pontífice disolvió—”. “No quieren creer en una elección consciente. Pero mi conciencia está tranquila”, sentenció.

Sólo otros cinco papas renunciaron a su cargo

Además de Benedicto XVI, sólo ha habido otros cinco pontífices en la Historia que han abandonado su puesto al frente de la Santa Sede. El primero de ellos fue Clemente I, el cuarto sucesor de San Pedro. El emperador romano Trajano lo condenó al exilio por negarse a ofrecer culto a los ídolos paganos. Algo similar le ocurrió más tarde, en el año 235, al papa Ponciano II, que fue deportado junto con el líder cismático Hipólito a la isla de Cerdeña bajo el reinado de Maximinio el Tracio.

Celestino V, sin embargo, se vio a sí mismo incapaz de afrontar las tareas del cargo. Así que optó por retirarse a hacer oración, aunque más tarde fue apresado y terminó muriendo cautivo. El siguiente fue Gregorio XII, en 1415. Este falleció meses antes de que se eligiera a su sucesor. Algunos cuentan el caso de Benedicto IX también como caso de renuncia. Este vendió el papado a su sucesor. Sin embargo, se pasó el resto de sus días tratando de recuperarlo. Y lo logró: volvió a ser el jefe de la Santa Sede durante una temporada.

En cualquier caso, la renuncia de Benedicto XVI fue inesperada y la situación, que llevó a convivir a dos papas durante un mismo período de tiempo, ha sido llevada al cine. Fernando Meirelles convirtió esta historia en una película de Netflix protagonizada por Anthony Hopkins, encarnando a Ratzinger, y Jonathan Pryce, en la piel del actual pontífice, Francisco.