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¿Por qué deberías meter un rollo de papel higiénico en tu nevera?

Su capacidad absorbente permite neutralizar los malos olores en entornos con bajas temperaturas

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¿Por qué deberías meter un rollo de papel higiénico en tu nevera?
Pixabay

Parecen lejanos los tiempos en los que tener un rollo de papel equivalía a poco menos que poseer un diamante o un barril de petróleo. Por alguna razón, el primer temor colectivo que levantó la pandemia fue: “¿Y si me quedo sin poder limpiarme después de usar el excusado?”. Esto hizo que miles de personas acudieran en torrente a por provisiones higiénicas. En un alarde de exageración, algunos incluso acabaron arrasando estanterías enteras y guardando orgullosos en sus despensas papel para uno o dos lustros. Pero además de para ponerse nervioso cuando se vislumbra el apocalipsis, el papel higiénico tiene usos inesperados y muy útiles. Por ejemplo, puede hacer de ambientador.

La afirmación parece, sin duda, delirante. ¿Cómo va a servir de ambientador un objeto que no desprende ningún tipo de olor propio? Pues porque, a pesar de carácter inodoro, este artículo tiene extraordinarias (y casi desconocidas) propiedades absorbentes. Es decir, aunque no inunde el ambiente con aromas gentiles, sí neutraliza aquellos que son desagradables. No obstante, para sacarle el máximo rendimiento a este método hay que cumplir unas condiciones ambientales muy concretas. El escenario perfecto para desplegar este inesperado potencial es la nevera (sí, la nevera).

Papel contra los olores fuertes

A lo mejor no es lo más estético. Si se tienen visitas, igual será un poco difícil explicar por qué hay un rollo de papel colocado estratégicamente entre los yogures y las mandarinas. Pero para eso está este artículo, para tener un enlace que enviar a los incrédulos. Porque a pesar de la carga esperpéntica de la escena, resulta que es algo que verdaderamente funciona. La explicación es que el carácter acolchado del papel almidonado absorbe las partículas de humedad en el ambiente, incluidas aquellas que son desprendidas por alimentos en mal estado o con olores muy fuertes. Resulta que el papel higiénico sigue siendo higiénico hasta fuera lejos de la tapa del inodoro.

Para multiplicar esta faceta del papel, se recomienda también rociarlo antes con una mezcla de agua y bicarbonato, que sirva potenciar las características antisépticas y alejar a las bacterias de nuestros víveres. Pero ojo, porque no vale cualquier tipo de papel. Tiene que ser el blanco y liso de toda la vida. Paradójicamente, aquellos que están perfumados pierden parte de sus poder para paliar los malos olores y los cuerpos insalubres. Si tenemos el frigorífico lleno, por ejemplo, de queso cabrales igual es recomendable redoblar esfuerzos y colocar dos rollos.

El que no se reinventa es porque no quiere. Hay mil usos desconocidos en los objetos de uso diario de cualquier hogar. Y en tiempos de precios disparados, toda ayuda es poca para conseguir sacar el máximo rendimiento a los objetos que se compran. La cuestión es ponerse creativo. El truco del papel debe ir siempre acompañado de otras medidas para tener limpia la nevera, pero todo suma.