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POLÍTICA

Principio de acuerdo para investir a Illa como presidente de Cataluña

La formación catalana puso el miércoles 31 de julio como fecha límite para llegar a un preacuerdo.

El primer secretario del PSC, Salvador Illa (d), durante su reunión con el presidente del Parlament, Josep Rull (i), en la segunda ronda de consultas para proponer un candidato a la Presidencia de la Generalitat, en el Parlament, a 19 de junio de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). Rull comenzó ayer, 18 de junio, su ronda de consultas con los líderes parlamentarios para proponer un candidato a la Presidencia de la Generalitat. Tras ello, el presidente del Parlament anunciará hoy por la tarde el resultado de la ronda de consultas con los partidos para una eventual investidura o la celebración de un acto equivalente al no haber ningún candidato que haya reunido apoyos suficientes. En caso de que no hubiera ningún candidato que tenga apoyos suficientes para ser investido, el 25 o 26 de junio se haría un acto equivalente.
19 JUNIO 2024;PARLAMENT;REUNIÓN;CONSULTAS;CANDIDATO;PRESIDENCIA;GENERALITAT;PARTIDOS
David Zorrakino / Europa Press
19/06/2024
David ZorrakinoEuropa Press

El Partido Socialista y Esquerra Republicana (ERC) han llegado a un preacuerdo para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat. ERC ha decidido validar el último texto presentado por los socialistas en una reunión que ha durado más de nueve horas y en la que han intervenido unas 60 personas. El principal obstáculo radicaba en las diferentes posturas ante el modelo de financiación, al que al final se ha llegado a un acuerdo. “Este preacuerdo nos permite estar preparados para el objetivo fiscal, que fuese una financiación sostenible en el tiempo independientemente de quien gobernase”, ha indicado la portavoz de Esquerra, Raquel Sans.

Así, ERC ha informado de un pacto sobre “un concierto económico” que supone la salida de Cataluña del régimen común, autonomía que ahora recaudará y liquidará todos sus impuestos. Es decir, que entra en el mismo régimen fiscal que País Vasco y Navarra.

Esta semana que se abre se debía conocer finalmente si ERC y el PSC llegan finalmente a un acuerdo para investir al exministro de Sanidad. La formación republicana en un principio estableció este miércoles 31 como fecha límite para llegar a un preacuerdo, alcanzado este lunes.

El acuerdo, al menos en materia política, lleva tiempo cerrado. Ambas formaciones discutían la “soberanía fiscal” de Cataluña, un tema clave para ERC. Esto permitiría a la Generalitat recaudar impuestos estatales, principalmente el IRPF, por lo que deben esperar a que el Ministerio de Hacienda se pronuncie al respecto, ya que la cesión de tributos y otras reformas indispensables necesita su aprobación.

Tras acelerar la negociación en las últimas horas, ambas formaciones parecen haber llegado a una solución intermedia entre el modelo económico vasco que defiende ERC y la propuesta del PSC de un Consorcio Tributario. Aunque faltan detalles técnicos y legales, la idea general permitiría que la Generalitat gestione la recaudación, liquidación e inspección del IRPF y otros impuestos estatales. Esto se haría a través de una Agencia Tributaria de Cataluña, que también administraría otros impuestos cedidos y propios, necesitando así un refuerzo de recursos. Según las fuentes, la recaudación total de este impuesto aportaría unos 13.000 millones de euros a las arcas de la Generalitat.

Los republicanos rechazan el Consorcio y, aunque la figura que se está delineando no les dará el control total de los fondos como exigían, sí representa un gran avance en la autonomía fiscal de Cataluña. Dentro de la formación republicana, el término “soberanía fiscal” es el usado al referirse al pacto e incluso algunos mandatarios reconocen que gracias al acuerdo —si se aseguran garantías para que un futuro gobierno central no lo cambie— podrían argumentar a sus bases que el futuro es ese control total de los fondos, que es su principal objetivo.

¿Cómo está afectando la negociación a ambos partidos?

ERC quiere asegurarse de que lo conseguido en este pacto en materia fiscal sea estable y duradero, y que no sea algo que se pueda borrar o eliminar en caso de que no sea la formación socialista la que gobierne. Además, tanto ERC como PSC tienen situaciones internas complicadas respecto a este pacto. Dentro del partido republicano, una vez llegado el acuerdo (o desacuerdo) los 8.700 militantes deberán aprobarlo. En cuanto al PSOE, estos, mientras reciben ataques constantes de la oposición, deben asegurarle a sus barones territoriales que Cataluña no recibirá ningún tipo privilegio.

Todo esto ocurre en un contexto en el que se podría producir en cualquier momento el retorno de Carles Puigdemont a España tras seis años. Este retorno iría acompañado de su detención e ingreso en prisión, algo que su abogado, Santiago Boyé, prácticamente ha dado por hecho. Esto podría influir enormemente en la decisión de la militancia de ERC, sobre todo si la detención del expresident se televisa en directo. La vuelta de Puigdemont, quien prometió estar presente en el debate de investidura, es una bomba de relojería que le puede explotar a la formación socialista en la cara.

¿Qué ocurrirá al final?

Las negociaciones entre el Gobierno central y las comunidades autónomas han sido un terreno de complejas transacciones políticas, especialmente en lo que respecta a la cesión de impuestos. A pesar de que la concesión de impuestos a diferentes comunidades no es un fenómeno nuevo, la posibilidad de que Cataluña reciba un trato similar al del País Vasco ha provocado una fuerte reacción. La vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, ha aclarado que no se otorgará a Cataluña un concierto económico similar, ya que parece que se busca actuar bajo la seguridad jurídica. Los presidentes de las comunidades gobernadas por el PP y su vicesecretaria de Organización, Carmen Fúnez, han criticado esta idea calificándola como una “independencia fiscal”.

En el marco de estas tensiones, ERC se enfrenta a una situación interna complicada, tratando de equilibrar las expectativas de su militancia con las realidades políticas. Las negociaciones con el PSC han sido difíciles, y la desconfianza hacia los socialistas es notable, en parte debido a la percepción de incumplimiento de acuerdos pasados y al papel del PSC durante la aplicación del artículo 155. A pesar de estos desafíos, ERC intenta mantener la calma y evaluar las consecuencias de posibles escenarios electorales, mientras que el PSC niega la posibilidad de alianzas con otros grupos como Junts o la derecha.

La situación se complica aún más con el posible regreso de Puigdemont a Cataluña, lo que podría provocar su encarcelamiento y desatar una nueva ola de inestabilidad. En este contexto, la investidura de Illa como president es incierta, y se cuestiona hasta qué punto Junts podría desestabilizar al nuevo gobierno en caso de que Illa consiga el cargo. A pesar de las tensiones, la ejecutiva de ERC confía en que su militancia actuará con madurez y no usará la consulta para castigar a la dirección, sino para evaluar si el independentismo pudiera de verdad mejorar en unas nuevas elecciones si falla la investidura de Illa.

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