Pedro Ramos Josa, experto en relaciones internacionales: “España está mandando un mensaje de debilidad ante la Unión Europea”
El especialista analiza la actualidad política y las adversidades a las que se enfrentará España.

El contexto geopolítico actual atraviesa por una etapa de grave inestabilidad marcada por las políticas de Trump, las exigencias de gasto en defensa de la OTAN, la ofensiva israelí, el crecimiento de China y la guerra entre Ucrania y Rusia entre otros. Ante estas hostilidades, “la política exterior en España no existe”, según explica el experto en Relaciones Internacionales.
Pedro Ramos Jos, profesor del Grado en Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). Además, el experto aborda temas polémicos de la política internacional como las relaciones entre España, Marruecos y el pueblo saharaui: “una decisión, yo creo que inesperada, innecesaria y muy perjudicial para España”.
Pregunta- Como ha explicado en uno de sus artículos para The Objetive, la política exterior de España es muy débil, ¿cuál es el mensaje que da con el reducido gasto en armas en comparación con el resto de los países?
Respuesta- Más que débil, la política exterior en España no existe. Desde hace varios Gobiernos, sobre todo en esta etapa socialista, no hay política exterior. Simplemente son meras decisiones presidenciales, reacciones, acontecimientos exteriores, pero sin una estrategia clara.
Una política exterior implica trazar bien una estrategia basada en una delimitación de los fines y objetivos del país que se quieren lograr y decidir con qué medios se quieren conseguir. Dentro de esos medios está el gasto militar, que es 1 de los medios más importantes con los que cuenta un Estado para lograr sus objetivos exteriores y sus fines.
Este Gobierno, al no poder ni siquiera llegar al 1% de gasto mínimo en defensa que pueda mostrar a España como un país poco serio en la defensa de sus intereses. De esta manera, está mandando es un mensaje de debilidad ante no solo sus socios, sino el resto de la Unión Europea.
Poniendo al día en ese gasto en defensa, sobre todo tras ese requerimiento, Donald Trump, pero también hacia las posibles amenazas que le puedan venir. Esa falta de gasto en defensa es una muestra más de lo difícil que es en España llegar a acuerdos políticos, incluso sobre cuestiones tan básicas como la defensa de la soberanía nacional.
Yo creo que es un problema de fondo, no solo atañe a la política exterior y es un poco la muestra de la falta de visión o de respeto, incluso de nuestra clase política hacia el presente y futuro de nuestro país.
P- ¿Cuáles son las principales adversidades a las que se enfrenta España en particular, en cuanto a la política internacional?
R- Bueno, en primer lugar, la falta de credibilidad, sobre todo ante nuestros aliados. Si tú no aportas tu parte al esfuerzo común, desde luego te van a dejar de lado. En Europa ya se nos considera con este Gobierno de Pedro Sánchez, un país no alineado, mientras que para Estados Unidos somos una creciente preocupación, sobre todo por los lazos que tiene este Gobierno en particular con el Grupo de Puebla y sobre todo con China.
Aparte la falta de perseguir tus propios objetivos y fines te va a llevar a la irrelevancia internacional y al aislamiento. Lo principal en las relaciones internacionales es tener confianza en el otro y, en España, ahora mismo en nuestro bloque occidental no se tiene esa confianza.
Hay una falta de unión con los aliados, lo que puede conducir a una tentación de desacoplar se del entorno y aumentar la dependencia de países fuera de tu entorno cultural y de tus tradiciones políticas como China o Rusia.
Es una muestra de esa irrelevancia de España y desde luego, un problema a largo plazo porque nos va a impedir hacer frente a las amenazas que nos vienen del sur, sobre todo del Sahel y de y de Marruecos.
P- ¿Qué debe hacer un político para que sea cesado de sus responsabilidades?
R- Bueno, es que en realidad nuestro sistema político no tiene un mecanismo como es el impeachment estadounidense, por el cual se puede cesar a un político por comportamientos inadecuados, ya sea de índole económica, política, personal, etcétera, como se intentó, por ejemplo, en la última ocasión con Bill Clinton.
En España no hay nada parecido, lo único que tenemos es la moción de censura, el fallecimiento o la renuncia del presidente. En nuestro país hay una falta de ética por parte de nuestros políticos que entienden su labor como un privilegio y no como un deber hacia la ciudadanía y, por lo tanto, cuando acceden a un cargo tratan más de mantenerse en él que de hacer por cumplir su programa.
Por lo tanto, yo creo que Pedro Sánchez podría hacer cualquier cosa en su puesto, pero prácticamente cualquier político, parlamentario, alcalde, presidente de Comunidad, etc.
La ciudadanía debería esperar un poco más de nuestros políticos, desde luego, así se entiende por las encuestas. Siempre criticamos a nuestra clase política, pero nuestro sistema no sufre un cambio legal.
No hay otro mecanismo más allá, de esa moción de censura, o bien la ética de nuestra de nuestros políticos, una talla que hoy por hoy, pues está en niveles bastante bajos.
P- ¿Cuáles cree que podrían haber sido los pasos para una política pro-palestina como ha querido mostrar el gobierno, teniendo en cuenta que hay países como Noruega?
R- Para ayudar al pueblo palestino no puedes dar la espalda a Israel, porque comparten un mismo espacio. Por lo tanto, estas decisiones unilaterales de poco calado práctico, que solo sirven un poco de cara a la galería para mostrar tu apoyo, pero sin sustancia al pueblo palestino.
Además, los problemas de Palestina no solo vienen del exterior, también del interior por culpa de ese dominio de una organización terrorista como es Hamás en la Franja de Gaza, que además está apoyado por potencias exteriores como Irán.
Seguramente pues el Gobierno israelí tiene responsabilidad, pero no hay que olvidar el entorno regional y sobre todo el origen de esta última última invasión israelí de Gaza, que es son los ataques terroristas del 7 de octubre.
Realmente si hay un apoyo o no, es cuando en un hipotético desarrollo de ese Estado palestino haya que poner medios económicos, humanos, etcétera, ahí sí se verá. Si el apoyo español es de verdad o simplemente una pose.
P- La ofensiva israelí contra Irán ha sido justificada como respuesta a un supuesto programa nuclear. Reino Unido, Francia y Alemania han afirmado reactivar las sanciones si no se reanudan las negociaciones, ¿cómo interpreta la estrategia de Europa en esta crisis?
R- La Unión Europea, no tiene una capacidad militar para disuadir a Irán de dejar ese programa nuclear. No tiene la capacidad para acabar con eso, ni siquiera lo tiene Israel, solo puede Estados Unidos, como hemos visto y de forma limitada en los últimos ataques.
Por lo tanto, a Europa solo le quedan dos vías para presionar a Irán: una es la diplomática y otras son las sanciones no económicas, comerciales, etcétera. ¿Cuál es el problema? Que aquí estamos tratando contra un régimen autoritario y de carácter teocrático, con lo cual complica aún más las cosas.
Lo único que puede hacer la Unión Europea es fusionar esos esfuerzos hacia Irán con otra potencia, bien sea Estados Unidos, que sería la vía idónea debido a que somos aliados o bien inclinándose hacia China y Rusia, que no sería lo más deseable porque tampoco sabemos cuáles son los verdaderos intereses, ni de Moscú ni de Pekín hacia Irán.
P- ¿Cómo está afectando el auge de la extrema derecha y las políticas antiestatistas de Trump a la Unión Europea?
R- Bueno, más que definir al movimiento trampista como de ultraderecha, hay que definirlo como una amalgama de ideas y tendencias dentro de la vida política estadounidense, que hasta el momento habían estado arrinconadas.
Ahí se fusionan muchos elementos: el nacionalismo exacerbado que le lleva a defender la soberanía estadounidense por encima de cualquier otro interés, y luego el antiglobalismo, el rechazo, el repudio a toda cesión de soberanía precisamente nacional.
Y ahí lo vemos, por ejemplo, con cómo se ha retirado la administración Trump de muchas organizaciones de la ONU, y esto implica que, por primera vez, Europa se enfrenta a un inquilino de la Casa Blanca que repudia los principios y valores en los que se ha fundado de la unión de países.
Eso para los defensores del movimiento MAGA, es lo contrario a lo que defiende. Por lo tanto, no nos tiene que extrañar nada que esa administración Trump en determinados asuntos, como es, son los económicos, que es uno de sus principales intereses nacionales.
El refundar la globalización para beneficio de Estados Unidos, no nos debe sorprender que nos trate como a cualquier otro país, a pesar de que, en otros expedientes, como el geopolítico, tengamos sintonía. Pero en lo económico, vamos a tener la misma consideración que China, Rusia, Brasil, Sudáfrica, etcétera.
Por lo tanto, lo que tiene que hacer Europa es aprender a negociar y a tratar con esta administración a quejarse menos y también a tomar nota de lo que está aconteciendo en el resto del mundo, como el ascenso imparable de China.
Europa debe hacer más por sí misma y no quejarse tanto de lo que pasa fuera de sus fronteras, que ahí tiene escaso control. Donde se tiene control es en fomentar la investigación, el desarrollo y modernizarse, menos burocracia y más autonomía y más capacidad de, como digo de modernización.
P- “España reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este sentido, España considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo”, explicó el gobierno en 2022. ¿Cómo se han visto afectados los intereses de España con el norte de África en términos diplomáticos, repercusiones internas e influencia?
R- Esto es un ejemplo de lo que comentábamos al principio de la falta de política exterior. Es una decisión personal del presidente Sánchez que, sorprendió dando un giro de 180° a la política tradicional de España basada en respeto por las resoluciones de la ONU hacia el Sahara Occidental.
Esos giros generalmente se producen después de un periodo de negociaciones más o menos largo. Ayuda también a preparar a la opinión pública a ese cambio, y aquí no ha habido nada. No hay ni respeto a la oposición ni respeto a la ciudadanía, ni menos a un respeto al pueblo saharaui.
España ha visto empeorada su situación geopolítica en el entorno, primero porque ha creado un problema con Argelia, que es tu principal proveedor de gas y segundo, no has conseguido ninguna contrapartida positiva por parte de Marruecos, que sigue presionando ante esa percepción de debilidad del Gobierno español.
Además, la posición de España respecto a Estados Unidos también se ha visto debilitada. Aunque esa decisión sea partidaria del apoyo de Donald Trump, lo que hace es colocar precisamente a tu rival, en este caso a Marruecos, en una posición de ventaja respecto a España.
El atractivo de Marruecos ha aumentado en Washington, mientras que el de Madrid ha mermado, con lo cual no nos debería sorprender que en un futuro próximo esas bases de Rota y Morón, fundamentales para la seguridad de España, pasen a Marruecos, así que todo son malas noticias para para España.
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A nivel interno, el asunto del Sáhara Occidental, como se ha tratado, se ha añadido un nuevo motivo de trifulca política, añadiendo más leña a esta hoguera de nuestras vanidades políticas en las que se han convertido las relaciones entre los partidos políticos de nuestro país. Así que como digo, una decisión, yo creo que inesperada, innecesaria y muy perjudicial para España.
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