Movimiento de Rusia en el Ártico
Moscú envía a la región camiones autónomos que ayudarían en la extracción de materias primas. La lucha por su control, un nuevo frente que se puede abrir.
La actual guerra en Ucrania mantiene a Rusia con todos sus ojos puestos en ella. El conflicto, que dura ya más de un año, está suponiendo diferentes problemas para el presidente ruso, Vladimir Putin. El último quebradero de cabeza, el anuncio de amago de renuncia del Grupo Wagner en la ciudad de Bajmut, escenario de los combates más duros en los últimos meses. “Retiro las unidades del Grupo Wagner de Bajmut porque con la falta de municiones están condenados a una muerte sin sentido”, dijo el líder de grupo, Yevgeny Prigozhin, antes de confirmar que finalmente seguiría.
Pero más allá de lo que ocurre en el campo de batalla, el Kremlin centra sus objetivos en otros puntos del mundo. Concretamente, en el Ártico. La remota tundra esta presenciando la llegada de numerosos camiones sin conductor producidos por la compañía rusa Kamaz. Su objetivo, transportar cargas para Gazprom Neft, uno de los mayores productores de petróleo rusos en cuanto al uso de tecnologías avanzadas, entre las que se incluye la explotación de petróleo difícil de recuperar.
Según ha confirmado la compañía, estos camiones ofrecerán servicio en el yacimiento petrolífero de Vostochno-Messoyakhskoye, entregando cargamento en la ruta de 140 kilómetros que conecta el citado yacimiento con el asentamiento de Tazovsky. “El uso de vehículos no tripulados aumentará la eficacia de la logística de los yacimientos septentrionales de la empresa e incrementará el volumen de suministros de los equipos y materiales necesarios”, explica Gazprom Neft.
Inversión en camiones autónomos
Estos vehículos, añade la compañía rusa, están equipados con sistemas de navegación por satélite, y son capaces de reconocer obstáculos en la carretera en un radio de 200 metros. Empresas de todo el mundo se han lanzado al desarrollo de esta tecnología sin conductor, que conseguiría aumentar la seguridad vial y poner remedio a la escasez de conductores de camiones.
En Rusia se trata de una industria que está empezando, aunque en Estados Unidos se cree que crecerá rápidamente durante la próxima década. Según algunos analistas, su tamaño oscilará entre los 250.000 y los 400.000 millones de dólares para 2030. Hasta la fecha se han realizado pruebas en algunos mercados, aunque la tecnología se ha visto frenada debido a preocupaciones sobre su seguridad.
El Ártico, una zona históricamente neutra
Durante muchos años, esta zona se ha mantenido lejos de los focos geopolíticos gracias a una administración especial. Pero el cambio climático ha dado un vuelco a esta situación, con una cada vez mayor actividad en la región ártica. El nuevo cambio en la estrategia de Moscú podría provocar un nuevo enfrentamiento entre las grandes potencias mundiales. El cambio de estrategia rusa podría llevarle, tras el aislamiento de la comunidad internacional tras su ataque sobre Ucrania, a una acción mayor en el Ártico.
El Consejo Ártico, el órgano de cooperación entre las ocho naciones que tienen su tutela, se encuentra en una posición delicada. Las reuniones están suspendidas desde el año pasado y es complicado saber qué puede pasar tras el 11 de mayo, cuando Rusia entregue la presidencia rotatoria a Noruega. Actualmente Rusia es el segundo mayor productor de petróleo del mundo tras EEUU, pero de hacerse con los recursos árticos podría escalar a la primera posición.
El Ártico, además, es una posición clave para Putin. Según se desveló en un documento de política exterior firmado por el presidente ruso, se eliminan las referencias a la “cooperación internacional constructiva”. Con ello, el Kremlin aboga por hacer retroceder a los países hostiles que quieren militarizar la región y estrechar lazos con aquellos estados no árticos que “persiguen una política constructiva hacia Rusia”. Como, por ejemplo, China, con aspiraciones en la región, según Bloomberg.
Estados Unidos es otra de las grandes potencias comprometidas con la región. Pero con las acciones de Rusia contra Ucrania “inhiben la cooperación, la coordinación y la interacción que caracterizan el trabajo del Consejo Ártico”. La entrada de Finlandia en la OTAN y la posible adhesión de Suecia dejarían a Rusia como la única potencia ártica que queda fuera de la Alianza. Una situación que, según el secretario general Jens Stoltenberg, suponía un reto para la coordinación de esta remota región.