Milei trasladará la embajada de Argentina a Jerusalén
El presidente de Argentina visita Israel mientras la Cámara de Diputados de su país tumba de nuevo su ley omnibús.
La visita de Javier Milei a Israel es, posiblemente, la más cómoda para el Estado judío desde que estalló la guerra contra Hamás. Tras su aterrizaje este martes en el aeropuerto de Ben Gurión, el presidente de Argentina declaró a Hamás organización terrorista y su intención de trasladar la embajada a Jerusalén. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dijo que Milei es un “gran amigo” y que su decisión significa reconocer a la Ciudad Santa como “capital de Israel”
El viaje de Milei se produce en un contexto de crispación para Netanyahu. A nivel interno, solo el 15% de los israelíes quieren que el primer ministro permanezca en el cargo cuando acabe la guerra contra Hamás, según una encuesta del Instituto de Democracia de Israel (IDI). Consideran a Netanyahu el principal responsable del escape de Gaza de los terroristas de Hamás del pasado 7 de octubre. Ese fallo en la seguridad produjo el asesinato de más de 1.200 israelíes.
A nivel externo, a Israel se le deteriora la imagen internacional. Hace dos semanas que fue juzgado por genocidio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que en su sentencia ordenó a Israel a adoptar medidas cautelares para evitar ese desastre en la Franja de Gaza. Otros países, entre ellos España, han reiterado la necesidad de establecer la solución de dos estados y que Palestina sea reconocida como tal. En este escenario, Milei ha aterrizado en Israel con un apoyo firme a Netanyahu: “No podemos callar ante el nazismo moderno, hoy disfrazado del grupo terrorista Hamás [...] Hamás son los nuevos nazis”.
Esta tarde, durante su visita al Museo del Holocausto en Jerusalén, Milei ha pedido la liberación de los 136 rehenes israelíes que quedan en Gaza, aludiendo a un “mundo libre” que no exige la libertad de esas personas. En estos momentos, Estados Unidos, Qatar y Egipto hacen de intermediarios entre Israel y Hamás para negociar el intercambio de rehenes, un alto el fuego y un futuro final de la guerra en Gaza.
Por otro lado, Milei no ha anunciado de forma oficial el traslado de la embajada a Jerusalén, pero ya ha recibido las felicitaciones de Israel. “Gracias por reconocer a Jerusalén como capital de Israel y por anunciar ahora el traslado de la embajada argentina a Jerusalén, capital del pueblo judío y del Estado de Israel”, ha señalado el ministro de Exteriores, Israel Katz. Solo Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Kosovo y Papúa Nueva Guinea tienen su embajada en Jerusalén.
Así, Netanyahu ha recibido por todo lo alto a Milei. “Eres un gran amigo del Estado judío. Estamos encantados con tu decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y trasladar allí al equipo diplomático y, por supuesto, también la embajada”. Durante los primeros cuatro meses de guerra en Gaza, Pedro Sánchez visitó la región. Joe Biden (Estados Unidos) ha estado en Israel. También Emmanuel Macron (Francia) y Olaf Scholz (Alemania), entre otros. Pero Milei llega al Estado judío con varios fines, uno de ellos “espiritual”: el de convertirse al judaísmo. El martes, visitó el Muro de las Lamentaciones, donde lloró de emoción y abrazó a su rabino Axel Wahnish, al que quiere nombrar embajador en Israel.
Milei descarta dolarizar Argentina en 2024: “No dan los tiempos”
Fue este martes en Israel donde Milei anunció que paralizará durante 2024 la dolarización de la economía de Argentina porque “no dan los tiempos”, aunque confirmó que ese sigue siendo el objetivo final. Según explicó, la propuesta no está en la agenda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que no es un tema a corto plazo. Mientras tanto, el presidente argentino mantiene el contacto con dirigentes de Ecuador —donde se aplicó la dolarización en el año 2000— para evaluar las posibles consecuencias de la medida en su país.
Dolarizar un país significa establecer el dólar estadounidense como única moneda oficial para combatir la inflación. Argentina ya hizo algo similar en 1991, cuando el presidente Carlos Menem equiparó el valor de la moneda nacional al del dólar de Estados Unidos. Es decir, que cada peso valía un dólar. Los precios se equilibraron a corto plazo, pero una crisis bancaria en 1995 aumentó el temor de los argentinos, que retiraron sus depósitos del banco por miedo. No hay problema en que lo hagan en pesos, pues es la moneda nacional y el Banco Central la controla. Pero si los argentinos retiraban sus ahorros en dólares, que no deja de ser una moneda extranjera, el Banco Central tendría que recurrir a sus reservas. La medida desencadenó la peor crisis económica de Argentina en diciembre de 2001.
Mientras tanto, la ley omnibús del Gobierno de Milei no termina de arrancar en la Cámara de Diputados, que ha vuelto a tumbar la reforma. Muchos de los opositores votaron en contra de la propuesta, que incluye modificaciones en las retenciones, jubilación e impuesto a las ganancias, entre otros aspectos. Gran parte de la oposición de la ley omnibús procede de los gobernadores de provincias, que no están de acuerdo con que sean sus regiones quienes paguen los ajustes.