Milei se reconcilia con el Papa: “¿Le puedo dar un beso?”
El presidente de Argentina viaja hasta la Ciudad del Vaticano para enterrar el hacha de guerra con el papa, “el argentino más importante”.
Javier Milei se ha agachado y ha abrazado a la persona a la que insultó. Ha estrechado la mano a quien consideraba el representante de los demonios, aunque esa persona siempre va vestida de blanco y una vez mandó a Messi una camiseta de fútbol bendecida. Para Javier Milei, el papa era “el imbécil ese que está en Roma”, también un “zurdo asqueroso” que incentivaba ideas como el odio, la envidia, el robo o el genocidio. Milei ha lanzado todo tipo de cachivaches verbales al sumo pontífice. Muy ruidosos. Pero desde que se hizo presidente y, como si fuera un Erasmus en Roma que por fin da con un compatriota, le abrazó en búsqueda de estrechar lazos eternos. Milei y el papa ya son amigos. Hoy un hombre ha sido perdonado.
El recién electo presidente ha viajado a la Ciudad del Vaticano para conocer al Francisco que también se llama Jorge más importante de Argentina. Este lunes, el papa ha mantenido, de forma inusual, una reunión de más de una hora con Javier Milei, que en el pasado le había insultado gravemente. Poseído por un nuevo espíritu y por el remordimiento de los tiempos, Milei ha explicado así su cambio de postura respecto al papa: “Uno evoluciona, entiende las cosas y una de las cosas que he entendido es que el papa es el argentino más importante del país, el líder de los católicos en el mundo”.
Se encontraron el domingo por primera vez en sus vidas y rompieron el hielo. “¿Te cortaste el pelo?”, preguntó el papa a Milei nada más verle. “Me emprolijé” (me lo arreglé), respondió descolocado el presidente, que, emocionado, le preguntó: “¿Le puedo dar un beso?”. “Sí, hijo, sí”. Cómo no vas a pedirle un beso a la persona que, en la primera cita, ya se ha dado cuenta de que te has hecho algo en el pelo.
Este lunes se reunieron en privado. El encuentro entre Milei y Francisco ha durado más de 60 minutos. Esto es el triple que el de la expresidenta Cristina Kirchner en 2013 (20 minutos), también tres veces más que el de Mauricio Macri en 2016 (22 minutos) y más que los 40 minutos del de Alberto Fernández. El papa ha dedicado más minutos al presidente que más le ha insultado, a quien le llamó embajador del diablo. Entre otros regalos, Milei ha llevado al papa alfajores de dulce de leche y galletas de limón. Después, Francisco dijo que los insultos solo son cosas que se dicen en campaña electoral, que en cuestiones políticas, Milei es pragmático y dialogante. La búsqueda del perdón ha finalizado dulcemente.
¿De qué hablan durante una hora dos nuevos amigos? El comunicado del Vaticano no ha dado demasiados detalles, más allá de “el programa del nuevo Gobierno para enfrentar la crisis económica” y de “los conflictos actuales y el compromiso por la paz entre las naciones”. Se cree que Milei puso sobre la mesa una invitación para visitar Argentina, pues el papa no pisa su tierra natal desde 2013, año en el que se convirtió en sumo pontífice. Esa fue una de las críticas que Milei lanzaba sobre Francisco. Ataques protagonizados, en muchos casos, por las corrientes ultraconservadoras de todo el mundo: Donald Trump y Matteo Salvini también han cargado en el pasado contra el sumo pontífice.
Milei llegó a Roma tras pasar unos días en Israel, donde se reunió con el primer ministro Benjamín Netanyahu y anunció que trasladaría su embajada a Jerusalén. Milei, que ha declarado que quiere convertirse al judaísmo, lloró de emoción en el Muro de las Lamentaciones (el lugar más sagrado para esa religión) y abrazó a su rabino Axel Wahnish, al que quiere nombrar embajador en el país. En Roma, también se ha reunido con el presidente de la República de Italia, Sergio Mattarella, y con la primera ministra, Giorgia Meloni. Milei se irá de allí con nuevas experiencias que le aligeran los remordimientos, pero también con un nuevo amigo que es toda una divinidad.