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POLÍTICA

Salen a la luz las relaciones Berlusconi-Putin

El experto en Relaciones Internacionales habla con Diario AS y repasa la repercusión internacional que tuvo Silvio Berlusconi como líder de Italia.

Salen a la luz las relaciones Berlusconi-Putin
Berlusconi y Putin en Zavidovo, al noroeste de Moscú, en febrero de 2003 / ALEXEY PANOV (AFP)

I frutti proibiti sono i più dolci. La fruta prohibida es la más dulce. La vida de Silvio Berlusconi, ex primer ministro de Italia (entre otros muchos cargos) fue dulce y prohibida. Un funambulista que caminó al borde de todo, que cruzó toda Italia sobre la cuerda fina como primer ministro del país. Dueño y fundador de Mediaset. Condenado por prostitución de menores, abuso de autoridad y fraude fiscal. Expresidente del AC Milan. Acusado de mantener tratos con la Mafia. Solo una leucemia crónica y unas prolongadas complicaciones crónicas consiguieron desequilibrar al funambulista que, con 86 años, cayó este lunes de la cuerda fina.

Amigo de Vladimir Putin. Revolucionó el mundo de la comunicación en Italia. Se investigó el origen de su fortuna por una posible relación con la Mafia. Berlusconi fue el ejemplo europeo de eso que llamamos el ‘sueño americano’, aunque fuese mentira: el empresario de éxito que se hace un hueco en la élite a base de trabajo y esfuerzo. Siempre quiso mostrar esa imagen porque su madre era ama de casa y su padre empleado en la Banca Rasini. Esa imagen impactó en su país. ¿Cómo ha transformado Berlusconi a Italia?

“Con los años pasó a ser un referente como el hombre que viene de la nada y que tiene éxito en la vida política. Recuerdo que en los 90 era para mucha gente uno que se presentaba como modelo de éxito personal”, relata a Diario AS Frédéreic Mertens, experto en Relaciones Internacionales y coordinador y profesor de la Universidad Europea de Valencia. Si bien cree que el italiano “no cambió mucho la vida de la gente”, sí que “cambió el paisaje político italiano” a través de un cóctel de negocios, medios de comunicación y política.

Berlusconi también fue ministro de Exteriores de Italia mientras era primer ministro. ¿Construyó relaciones con otros países? “Fue Italia quién inauguró el G-8 cuando Rusia fue invitada a participar gracias a la amistad personal entre él y Putin [esa cumbre se celebró en Génova, Italia]. También intentó aportar a Italia relaciones económicas y comerciales con potencias como China y Brasil”, señala Mertens. Pero, como buen funambulista, si el peso de un bloque era demasiado pesado, debía equilibrase hacia el otro para no caer al vacío: “También consiguió unas relaciones consolidadas con Estados Unidos, puesto que con Berlusconi Italia podía trasladar o extraditar a EEUU gente que la justicia americana reclamaba sin pasar por autorización necesaria y previa de un juez italiano”.

De hecho, durante el año pasado Berlusconi fue un fiel escudero de Putin. “Putin fue empujado por el pueblo ruso, por su partido y por sus ministros a inventar esta operación especial”, señaló el italiano, que consideró que el presidente ruso “solo quería cambiar a Zelenski por gente de bien”.

Pero no todo fue ‘colegueo’ internacional. “Berlusconi provocó problemas a Italia a nivel internacional en sus relaciones con socios europeos por la disonancia de los objetivos de la politica italiana comparados a los de la política europea”, explica Mertens. Algo parecido a lo que ocurrió con Giorgia Meloni, actual primera ministra italiana, al comienzo de su mandato. Meloni tuvo sus reticencias a seguir las directrices de Europa, que prometió respetar siempre y cuando sin “ser subalternos” y “sin complejos de inferioridad”.

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Fréderic Mertens / Imagen cedida por el entrevistado