Los expertos señalan el rincón tranquilo de Europa donde podría desatarse la guerra entre Rusia y la OTAN
Aunque Finlandia y Estonia han reforzado sus medidas de vigilancia, sólo una respuesta europea coordinada puede evitar que las tensiones se intensifiquen.
El Golfo de Finlandia, en el Mar Báltico, se ha convertido en el último año en escenario de tensiones cada vez más peligrosas entre Moscú y la OTAN, y los expertos en seguridad advierten que podría ser el punto de partida de un nuevo conflicto global.
Con sólo 130 kilómetros de ancho, el Golfo de Finlandia desempeña un papel crucial en la economía de guerra de Rusia: es elpaso de buques comerciales y petroleros que transitan a diario la zona, algunos de ellos pertenecientes a la llamada “flota fantasma”, un sistema opaco de buques con propietarios difíciles de identificar, que se utlizan para transportar petróleo y otros bienes sujetos a sanciones internacionales.
Un corredor que Moscú utiliza para mantener sus flujos comerciales a pesar de las restricciones impuestas por Occidente, que ya se han demostrado que han tenido nulo efecto. “El Golfo de Finlandia se ha convertido en un enlace vital para la economía de guerra de Moscú. Gracias a estos barcos, Rusia logra mitigar el efecto de las sanciones y mantener los flujos comerciales”, cuenta la ex diplomática georgiana Natalie Sabanadze.
Incidentes en la zona
Países miembros de la OTAN ven no sólo con recelo el tráfico marítimo que no pueden rastrear, sino también los últimos incidentes que han tenido como punto de partido estos barcos. Ya sea el barco detenido por las autoridades francesas acusado de participar en el lanzamiento de drones al espacio aéreo de la OTAN tras atravesar aguas finlandesas, o el Eagle S, había estado involucrado en daños a cinco cables de telecomunicaciones submarinos, un acto clasificado como “sabotaje” por varios estados europeos.
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La falta de vigilancia estricta en esta zona vulnerable puede provocar que se repitan episodios similares, o incluso mayores, que puedan derivar en una escalada que acabe en enfrentamiento directo, ya que las sanciones no han funcionado; los embargos, no tienen sentido, y la defensa fronteriza y de estructuras se antoja cada vez más clave.
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