ELECCIONES 23J
Las incontables vidas de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez vuelve a esquivar una bala, o a gastar otra de sus vidas, después de que las derechas no consiguieran sumar mayoría absoluta en el 23J.
La muerte política, vestida de negro y disfrazada con diferentes rostros, se ha plantado en numerosas ocasiones delante de Pedro Sánchez, pero ninguna con éxito. A veces tenía la cara de Susana Díaz, otras la de Mariano Rajoy, y recientemente ha adoptado la de Alberto Núñez Feijóo. A veces, la parca política iba disfrazada de amiga y vestida de rojo socialista. Pero la muerte, tal y como llega, se marcha si no consigue su cometido. Hasta que vuelve a tentar al futuro.
Sabemos cuantas vidas tiene un gato, pero no las que posee un perro. Entre otros logros, Sánchez se ha apoderado del meme que la oposición ha utilizado en su contra desde hace un tiempo, el sobrenombre de perro sanxe. Publicó una foto junto a dos canes en el día internacional del perro y su mujer, Begoña Gómez, apareció con una chapa clavada en la solapa con el lema de perra sanxe.
Todo o nada. All in. Esa ha sido la estrategia de Sánchez cada vez que la situación se ha torcido. Cuando se presentó a las primarias del PSOE en 2014 nadie daba un duro por él. Competía con Susana Díaz y Eduardo Madina. La primera decidió no presentarse y apadrinó a Sánchez para evitar la victoria de Madina, considerado entonces demasiado progresista para el PSOE. Sánchez ganó y se hizo secretario general del partido. Primera vida gastada.
Los barones socialistas creyeron que a Sánchez se le podría controlar, pero el madrileño estaba muy lejos de dejarse moldear. Sin embargo, los resultados conseguidos en sus primeras elecciones no fueron los deseados: en las generales de 2015 obtuvo 90 diputados, mientras que el PP, que no le dio para la mayoría, consiguió 123. Se repitieron elecciones con una bajada socialista hasta los 85 escaños, pero el bloqueo electoral se mantuvo. Solo la abstención del PSOE posibilitaba un Gobierno y evitaba una tercera cita a las urnas, algo a lo que Sánchez se negaba. Por ello, la cúpula socialista presionó hasta forzar su dimisión. “Muerto el perro, se acabó la rabia”, dijo entonces Susana Díaz. Pero, ¿cuántas vidas tiene un perro?
Sin demasiados apoyos, y como el PSOE finalmente se abstuvo y permitió el Gobierno del PP, Sánchez elaboró una estrategia desde la sombra para presentarse a unas nuevas primarias: era el mártir de la izquierda, el único que no quería dar el poder a Rajoy, al enemigo. Un líder boicoteado desde dentro. La técnica funcionó y Sánchez, con el 50% de los votos, se hizo de nuevo con la secretaría general del partido. Otra vida gastada.
En 2018, Sánchez impulsó una moción de censura contra Rajoy por la sentencia del ‘caso Gürtel’. Pocos confiaban en la moción, considerada más una ‘queja’ por la corrupción que una verdadera amenaza para acabar con el Gobierno del PP. Sin embargo, los partidos representados en el Congreso comenzaron a unirse a la moción, que acabó saliendo adelante. Sánchez pasó de ser repudiado por su partido a convertirse en presidente del Gobierno. ¿Cuántas vidas le quedan?
A partir de entonces, y con otras elecciones por medio que ganó (tuvo que repetirlas por buscar la mayoría absoluta en solitario que nunca llegó), Sánchez es el líder del Ejecutivo. Una pandemia, la erupción de un volcán, una guerra. La muerte volvió a aparecer vestida de azul y verde el pasado 28 de mayo, cuando el PSOE perdió por goleada en las elecciones municipales y autonómicas. El PP de Feijóo amenazó con arrebatar el Gobierno a Sánchez, que volvió al todo o nada convocando elecciones anticipadas. Contra todos los pronósticos —excepto el del indescifrable Tezanos— las derechas no han sumado mayoría absoluta y existe una nueva —y enorme— posibilidad de que la muerte se marche una vez más, cabizbaja, porque no sabe cuántas vidas tiene un perro.