La inteligencia británica revela por qué Rusia redujo su desfile militar
El escaso número de soldados y carros de combate buscaría, según el informe, evitar las críticas internas acerca de la prioridad de los desfiles sobre las operaciones de combate.
La política exterior es un escaparate. Cuando el contexto internacional aprieta, los días de celebración nacional que implican algún tipo de desfile o paso militar se transforman en una oportunidad de oro para enviar mensajes cargados de intención. Es un juego de potencias sacando músculo frente a un espejo desde el que contemplan el resto de países. Sin embargo, como ocurre en la vida cotidiana, hay ciertos aspectos que cuesta disimular. Flaquezas.
Desde que Rusia advirtiera las dificultades que entrañaba la invasión a gran escala su actitud para con su propio pueblo no fue la misma. Este fue el inicio de un sistema de desinformación meticulosamente planeado, con peros y señales, que, como en otras ocasiones ha notificado la misma inteligencia británica, persigue ofrecer una versión irreal y optimista de la campaña bélica en este ucraniano. En el Desfile del Día de la Victoria, esta exposición ha reflejado, según el ministerio de Defensa de Reino Unido, los cristales rotos del escaparate moscovita.
Disparos en el frente, silencio en la Plaza Roja
En su parte diario sobre el conflicto, el gabinete inglés ha recalcado que “la composición del Desfile del Día de la Victoria anual de Rusia en la Plaza Roja destacó los desafíos de comunicaciones estratégicas y material”. Después de 15 meses de guerra, el ejército percibe unas carencias difíciles de maquillar en un desfile de estas dimensiones. Poco o nada tiene que ver con, por ejemplo, el poderío chino que exhibe Xi Jinping desde Pekín cada uno de octubre.
“Según los informes, más de 8.000 miembros del personal participaron en el desfile”, subraya el texto. Una cifra que no está mal, pero que tampoco representa una imagen potente de puertas para fuera -el desfile chino de 2019 contó con 15.000-. Y no queda ahí. La apreciación que hace el ministerio de Defensa británico es todavía más preocupante: “la mayoría eran fuerzas auxiliares, paramilitares y cadetes de establecimientos de entrenamiento militar”. Es decir, no había soldados como tal. Estaban en el frente.
Únicamente, y siempre según lo expuesto en el parte de Defensa, había “un tipo de personal de formaciones desplegables de fuerzas regulares”. Soldados listos para entrar en guerra. Se trata de algunos “contingentes de Tropas Ferroviarias” y de la “policía militar”.
Pocos soldados, un único tanque
Si el número de efectivos no ha servido para enviar un mensaje positivo acerca de la delicada situación que atraviesa el Kremlin, y particularmente su ministerio de Defensa, tampoco lo ha hecho el armamento exhibido. Tan solo hubo un tanque en el paso militar: un T-34 antiguo de una unidad ceremonial, carro de combate lento que simboliza la fría y decadente situación de Rusia en el Donbás. En el desfile chino hubo 580.
“A pesar de las grandes pérdidas en Ucrania, Rusia podría haber enviado más vehículos blindados”, señala el gabinete de inteligencia. El mismo despacho apunta a la posibilidad de que, quizá, las autoridades se hayan abstenido de hacerlo “porque quieren evitar las críticas internas acerca de la prioridad de los desfiles sobre las operaciones de combate”. Y la realidad es que, lejos de la Plaza Roja, al escaparate de Rusia le sobran grietas y le faltan piezas de combate.