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POLÍTICA

La inteligencia británica revela cómo evita las sanciones Rusia

Según Downing Street, Moscú estaría encontrando un gran aliado comercial en Irán, que sigue proporcionando material de guerra a pesar de las sanciones internacionales

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Imagen del dron submarino Toloka TLK-150, que empleará Ucrania en el Mar Negro en su lucha contra Rusia. Imagen. Twitter @dewi_madden
Twitter @dewi_madden

La superioridad aérea de Rusia sobre Ucrania ha sido un factor determinante para el desarrollo de la guerra. Desde hace meses, Zelenski repite una y otra vez en los foros internacionales que, al margen del rumbo que tomen las operaciones y los combates terrestres, la reconquista de las regiones ocupadas será muy difícil mientras el cielo pertenezca a Moscú. No obstante, Occidente aún no se ha atrevido a dar el paso de enviar cazas de combate a Kiev -con la excepción de unas pocas naves polacas y eslovacas-.

Pero Rusa tampoco transita con total tranquilidad en el aire. A pesar de que no pueden entablar combate en igualdad en este terreno, los ucranianos cuentan con muy avanzados equipos de defensa antiaérea, por lo que han sido numerosos los aviones rusos que han sido derribados por las fuerzas autóctonas. Algo que ha equilibrado un poco la balanza.

Por eso, desde el Kremlin han buscado continuamente vías de lanzar ataques aéreos sin tener que exponerse a grandes pérdidas humanas -además, de pilotos de combate cualificados, que son un gran activo para cualquier ejército moderno-. Y, al menos parcialmente, los de Putin han encontrado soluciones a lo largo de este año de enfrentamientos. Los drones armados. Es decir, los aviones no tripulados.

Ataques aéreos sin pilotos

Estas modernas máquinas tienen algunas ventajas frente a la nave militar convencional. Para empezar, el hecho de que se pilote de forma remota, desde un ordenador, elimina el factor de riesgo de perder soldados. Además, esta vía de atacar desde las alturas es sustancialmente más barata. El problema, no obstante, es que muchos de los drones son de un solo uso, por lo que la necesidad de abastecimiento es continua.

Y esto es un problema para Rusia es casi todas las áreas -económica, militar, comercial...-. El bloque Otanista ha empleado toda su influencia en las escena internacional para forzar el máximo grado de aislamiento posible de Rusia y sus aliados directos -especialmente Bielorrusia-. El resultado han sido durísimas sanciones globales contra el régimen de Putin, lo que dificulta enormemente que las tropas de ocupación reciban el material que necesitan para continuar con la ofensiva sobre Ucrania.

No ha pasado desapercibido para Reino Unido, no obstante, que un actor clave en Oriente ha estado largo tiempo burlando sistemáticamente los castigos y los vetos a Moscú. No solo fortaleciendo aún más las relaciones comerciales en los últimos tiempos sino -y esto es lo que más preocupa a Londres- enviado grandes cantidades de armas. En particular, abundantes remesas de drones de combate que permiten a Rusia mantener el cerco sobre las ciudades ucranianas con ataques aéreos diarios. A pesar de las advertencias de las grandes potencias, parece que anda disuade a Irán de entrelazar su rumbo con el del gigante de los Urales.