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Irán considera construir una nueva capital: “Estamos obligados, es insostenible”

Teherán enfrenta graves problemas como la sequía, contaminación y el hundimiento del terreno, mientras la población crece.

Irán considera construir una nueva capital: “Estamos obligados, es insostenible”
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Mario Espinosa de los Monteros
De El Ejido (Almería), estudió periodismo en Málaga y trabajó en Cope y La Opinión de Málaga. En Madrid hizo un máster en periodismo internacional. Inquieto por naturaleza, le interesa la geopolítica, la exploración, la aventura y el conflicto de Israel y Palestina. Hizo los cursos de periodismo de viajes de El País y de televisión de Atresmedia.
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El presidente de Irán, Masud Pezeskhian, ha vuelto a destacar la necesidad de construir una nueva capital en la costa sur del país, pues la vida en Teherán “se volverá insostenible” y será “inviable” debido a los problemas de contaminación, falta de agua, el hundimiento del terreno y el caótico tráfico. “Hoy ya no hay margen de elección; estamos obligados a hacerlo. La vida en Teherán se volverá insostenible”.

Teherán es la capital de Irán desde 1786, cuando así la asignó el rey Mohammad Khan de la dinastía Qajar Agha. Se sitúa al norte del país, cerca del mar Caspio, y el centro político, administrativo y económico del país. El último censo, elaborado en 2015, elevó la población a los 12 millones, pero se cree que la cifra actual alcanza los 18 millones y se estima en unos 20 millones en los próximos 30 años.

Varios factores posibilitan el debate. Según datos del Ministerio de Salud de Irán, recogidos por Anadolu, la contaminación del aire mató a 20.800 personas en el país. 6.400 de ellas fallecieron en Teherán, una ciudad también afectada por la subsidencia, es decir, el hundimiento del terreno por la sobreexplotación de los acuíferos. Según el Centro de Investigación de Construcción y Vivienda iraní, Teherán se hunde, de media, 25 centímetros anuales.

Teherán también está ubicada en un lugar de alto riesgo sísmico. Esto no sería un problema si no fuera porque el 60% de los edificios de la ciudad no cumplen con los estándares de seguridad sísmica, según un comunicado emitido en 2021 por las autoridades de la ciudad. A todo esto hay que sumarle la escasez de agua: según expertos citados por Anadolu, los embalses de la ciudad están casi vacíos y Teherán consume el 25% del agua potable del país.

“Hagamos lo que hagamos, solo estamos perdiendo el tiempo. No nos queda más remedio que trasladar el centro económico y político del país al sur, más cerca del mar”, indicó hace unos meses Pezeskhian. Su principal opción es ubicar la nueva capital en la costa del golfo Pérsico, es decir, las aguas que Irán comparte con Kuwait, Arabia Saudí, Bahréin, Catar y Emiratos Árabes. Pero, ¿por qué?

El Golfo posee las principales reservas de petróleo y gas natural del país, además de contar con un riesgo sísmico menor y un clima más adecuado. La portavoz del Gobierno, Fatemeh Mohajerani, aseguró que la región de Makran es una opción que se está considerando “seriamente”, una zona semidesierta en el golfo de Omán.

Sin embargo, Irán no está preparada todavía para asumir el coste de una nueva ciudad, estimado en unos 80.000 millones de dólares. También existen dudas sobre la resolución: ¿De verdad solucionaría todos los problemas cambiar la capital de lugar?

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