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POLÍTICA

Destapan el trabajo que hacía el español Pablo González como espía ruso

Trabaja en la Línea N del GRU, el departamento del servicio militar de inteligencia ruso donde se encuentran los llamados ‘espías ilegales’.

Destapan el trabajo que hacía el español Pablo González como espía ruso

Pablo González es ciudadano español y ruso, periodista por la Universidad de Barcelona, licenciado en lenguas eslavas y desde el año 2010 habría estado trabajando para el gobierno de Vladimir Putin, según un informe al que ha tenido acceso Antena 3.

Fue detenido en Polonia cuatro días después del inicio de la invasión de Rusia en Ucrania acusado de espionaje. Fue liberado el 1 de agosto de 2024, cuando Occidente y Rusia acordaron el mayor intercambio de prisioneros desde la Guerra Fría.

Y en ese intercambio de presos, hasta 26, estaba Evan Gershkovich, periodista estadounidense de The Wall Street Journal, Paul Whelan, exmilitar estadounidense, Ilia Yashin, disidente ruso, Rico Krieger, ciudadano alemán acusado de terrorismo, además de los espías Artem Dultsev y Anna Dultseva. Y estaba también Pablo González, recibido en Moscú por Vladimir Putin tras bajar las escaleras del avión, junto a otros miembros del gobierno ruso a quienes Pablo saluda con mucha naturalidad y una sonrisa.

El trabajo de Pablo González para Rusia

Pablo González habría trabajado en la Línea N del GRU (Dirección Principal de Inteligencia de Rusia), una unidad especializada dentro de esta agencia de inteligencia militar.

Se encarga de operaciones de inteligencia técnica, incluyendo la interceptación de comunicaciones, la guerra electrónica y la ciberseguridad. Es una de las varias líneas que componen el GRU, cada una con su propio enfoque y especialización en diferentes aspectos de la inteligencia y las operaciones militares.

En esta unidad estaba González, dentro de los llamados “espías ilegales”, los que trabajan fuera de Rusia sin ningún respaldo legal por parte de su embajada ni del Gobierno. Trabajo que habría desempeñado desde el año 2010. El trabajo que tenía encomendado Pablo González era el ‘targeting’: identificar y señalar personas y lugares que podían ser de interés para el país y podrían convertirse más tarde en objetivo del Kremlin.

Hay un documento del año 2017 en el que González solicita a sus superiores un aumento de sueldo: cobraba 3.100 euros al mes, más los gastos de los viajes, y su queja era que recibía ese sueldo desde 2010. Quiere cobrar 4.300 euros al mes, que se reconozca su antigüedad, una vivienda en la capital, Moscú, y una pensión para cuando se retire del servicio activo.

Desde que llegó a Moscú tras el intercambio de presos no se ha vuelto a saber nada de él. Su familia no se ha vuelto a pronunciar al respecto, no hay constancia de que haya venido a España y no se conoce si sigue en el servicio activo.

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