¿Cuántos votos necesitaría Macarena Olona para sacar un escaño por Granada?
La exdiputada de Vox necesitaría la ausencia de una amplia mayoría y confiar en que una serie de factores se produzcan en el ecosistema de partidos para arrancar un diputado en la provincia.
“Caminando con el pie izquierdo y con el derecho”. Ese es el lema que encabeza el nuevo proyecto político liderado por la exdiputada de Vox, Macarena Olona, y con el que concurrirá a los comicios del 23J bajo el nombre de ‘Caminando Juntos’. Será la candidata que lidere una lista que, como anunció en aquel torbellino de declaraciones que supuso la entrevista en Lo de Évole, sería por Granada o no sería. Y es en la circunscripción nazarí donde espera arañar los votos suficientes que le proporcionen un escaño.
Como si de un mercado se tratase, durante los meses previos a unos comicios generales el político se pregunta a cuánto está el asiento en el palacio de la Carrera de San Jerónimo. En el caso de Granada, los cálculos que debe hacer Olona, quien se presenta al Congreso pero no al Senado, reflejan un panorama complejo que depende de varios factores.
Primera clave: ausencia de una amplia mayoría
Hasta el momento, el diputado nacional que menos papeletas ha precisado para arrancar un escaño en la provincia fue Luis Salvador, de Ciudadanos. Ocurrió en las Generales de junio de 2016. Curiosamente, también en época estival. Y sólo necesitó 66.000 votos, que constituyó el 13′48% del válido. Sin embargo, aplicar una regla de tres exacta para calcular cuántas papeletas se necesitan es simple y llanamente un error. En aquellos comicios, Unidas Podemos obtuvo 21.000 votos más que la formación naranja y la representación fue idéntica en el Congreso: un diputado.
Aquí se encuentra el primero de los síntomas del cuadro electoral al que se enfrenta Olona. Y juega a su favor. Desde que el bipartidismo se fragmentara en un abanico mucho más amplio de partidos y candidaturas, el escaño está ‘más barato’. Cuando PP y PSOE competían por los siete sillones que proporciona Granada, en la época de las grandes mayorías absolutas, pensar que con los 66.000 de Salvador se podría ganar un asiento era imposible.
Con la enrevesada Ley D’hont en la mano, el listón es menos exigente ahora que hace quince años. Sin ir más lejos, si se observan los resultados que obtuvo Vox en Granada en las últimas elecciones autonómicas en Andalucía, que alcanzó los 47.000 votos, se podría calcular que con un 11′38% podrían obtener un escaño. En noviembre de 2011, Izquierda Unida se quedó con las manos vacías amasando un total de 40.360 papeletas. La comparación entre ambas deja una clave: la ausencia de amplias mayorías se traduce en la necesidad de menos votos para obtener un diputado.
Segunda clave: ecosistema de partidos
El contexto actual consuma el resto de factores. Con Unidas Podemos en caída libre se puede interpretar una concentración del voto de izquierda, siempre pendientes de la relevancia que tenga Sumar en las urnas. Y el auge de Vox, sumido en una segunda época dorada electoral, amén de un 28M para el recuerdo de la formación verde, podría contribuir a una dispersión del voto en la derecha granadina.
A este batiburrillo hay que añadir el semi-hundimiento de Ciudadanos y su ausencia en las Generales. Sin embargo, la facilidad que tiene Vox para sacar un escaño en la provincia es del mismo calibre que la dificultad que entraña llegar al segundo. Y esto, a su vez, rebaja todavía más el precio del diputado; lo que puede tener como consecuencia que el PP obtenga uno menos de los esperados y que Podemos llegue a agarrarse en el precipicio con un escaño.
Estando todas las cuentas en la pizarra, Olona necesitaría que el PSOE no renovase la mayoría de tres escaños, amén de la necesidad de que no haya concentración de votos, y confiar en que la participación le otorgue una cifra cercana al 10% de las papeletas, quizá jugando a su favor la dispersión derechista. Si la media histórica del censo estima que unos 500.000 granadinos acudirán a votar, las cuentas dejan como precio unos 50.000 por escaño para esta clase de candidaturas. Una cifra que supone todo un reto para quien empieza a caminar.