¿Cómo funcionan las elecciones en Extremadura 2025? Así es el reparto de diputados y escaños entre Cáceres y Badajoz
El 21 de diciembre de 2025, casi 891.000 extremeños decidirán cómo se reparten los 65 escaños de la Asamblea autonómica entre Badajoz y Cáceres.
Las Elecciones a la Asamblea de Extremadura de 2025, convocadas para el 21 de diciembre, siguen un modelo de representación que no solo contabiliza votos, sino que moldea el mapa político de la región. Los ciudadanos con derecho a voto decidirán el destino de 65 asientos en el parlamento regional mediante sufragio universal, directo, igual y secreto.
El entramado legal de estas elecciones está regulado por la Ley 2/1987, de 16 de marzo, de Elecciones a la Asamblea de Extremadura. Bajo este marco, la comunidad autónoma se divide en dos circunscripciones electorales que coinciden con las provincias de Badajoz y Cáceres, cada una con un número determinado de escaños.
Cómo se asignan los escaños y qué papel juegan Cáceres y Badajoz
La asignación de los 65 diputados de la Asamblea se basa en una distribución inicial y una proporcional al peso demográfico de cada provincia. Ambas circunscripciones cuentan con un mínimo garantizado de 20 escaños cada una; los 25 escaños restantes se reparten en proporción a la población de cada área. El resultado de esta fórmula da lugar a:
- 36 diputados para Badajoz
- 29 diputados para Cáceres
Estos escaños no se suman globalmente para toda la comunidad, sino que se asignan de manera independiente en cada circunscripción. Esa doble contienda territorial hace que una candidatura pueda obtener representación en una provincia y quedarse fuera en la otra, incluso con porcentajes similares de apoyo. El método elegido para convertir votos en escaños es el de D’Hondt, un sistema de divisores que tiende a favorecer ligeramente a las formaciones con más votos y penaliza a las más pequeñas si su apoyo está disperso.
Antes de aplicar D’Hondt, los partidos deben superar una barrera del 5 % de los votos válidos en cada provincia para poder entrar en el reparto de escaños. Este umbral, más alto que el utilizado en otras elecciones como las generales, incluye los votos en blanco, aumentando la dificultad para que partidos con apoyos limitados accedan a la Asamblea.
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En cifras, esto significa que, en una provincia con menor número de votantes como Cáceres, el último escaño puede requerir apenas unas centenas de votos adicionales para que un partido logre representación, mientras que en Badajoz, con más escaños en disputa, la proporcionalidad tiene algo más de espacio.
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