¿Cómo afectaría la mayoría del PP en el Senado si gobernara Pedro Sánchez?
Los populares no consiguieron un número suficiente de representantes en la cámara baja como para formar gobierno, pero sí se hicieron con el control de la cámara alta
A veces se olvida, pero el Reino de España se rige por un sistema bicameral. Es una fórmula practicada por otras democracias consolidadas como Estados Unidos o Gran Bretaña que, esencialmente, consiste en el reparto del poder legislativo entre dos cuerpos parlamentarios diferenciados. Al congreso de los diputados se le llama la cámara baja. Al senado, la cámara alta. Aunque este segundo órgano no recibe demasiada atención en la conversación mediática.
Esto se debe, principalmente, a que el congreso tiene unas competencias, si no más amplias, al menos sí más determinantes. Por ejemplo, el presidente del gobierno es elegido a través de los votos de los diputados, no de los senadores. En su concepción inicial, el senado nació como un espacio de representación territorial, donde todas las provincias, independientemente de su tamaño, pueden participar del ciclo político nacional.
A diferencia de las listas para la cámara baja, las senatoriales son abiertas. Es decir, se pueden votar distintas candidaturas a la vez, marcando un máximo de tres nombres. Cada provincia elige a tres o cuatro representantes. No obstante, el pequeñísimo número de escaños en el aire hace que sea extraordinariamente difícil que terceros partidos -como Sumar o Vox- obtengan una porción significativa del pastel.
Por lo tanto, el modelo de elección beneficia histórica y eminentemente a los dos grandes partidos -y, en menor medida, a los nacionalistas-. Pero no todos los miembros de la cámara se eligen en las elecciones generales. Hay una fracción que es designada por los parlamentos autonómicos. Cada comunidad tiene un senador adicional, al que se suma uno más por cada millón de habitantes de la región. De esta forma, se corrige ligeramente la sobrerrepresentación de lugares poco poblados.
Un gobierno más lento
El PP ha sacado un sorpresivo resultado de 120 senadores -que se convierten en 133 al sumar los autonómicos-. Mayoría absoluta. La pregunta es: ¿Puede impedir esto la gobernabilidad del país? La respuesta es más bien negativa. Pero sí puede entorpecerla. Principalmente porque puede ralentizar durante meses la aprobación de leyes que ya hayan pasado por el congreso. Incluso puede aplicar vetos a piezas concretas de legislación.
En caso de que la cámara alta haga uso de este derecho a veto, la iniciativa es devuelta a la cámara baja para que sea votada por segunda vez. Para ser ratificada, los diputados deben volver a aprobarla en los dos meses siguientes, pero con mayoría absoluta. Si, pasado el período, no se han reunido los números, bastaría con una mayoría simple -más síes que noes-. Pero, a pesar de esta demora, sigue siendo el congreso el que, en última instancia, tiene la palabra final. Es cierto, no obstante, que el principal escollo para el ejecutivo sería consensuar los Presupuestos Generales del Estado. El PP va tener mayor margen de influencia en la próxima legislatura, gobierne o no.